La preparación es lo primero. Tienes que estar preparado, sí, claro.
Tienes que…
- Leer todos los libros que puedas.
- Escuchar todos los podcast que puedas.
- Ver todas las entrevistas que puedas de los grandes iconos y las mentes brillantes.
- Leer todos los posts posibles de los mejores bloggers.
- Ir a todos los eventos que puedas.
- Asistir a todas las conferencias que puedas.
- Aprender todas las grandes citas que puedas de los grandes personajes de la historia.
- Inspirarte cada día con todos los contenidos motivacionales que puedas.
Corre, ve, hazlo.
El mito de la preparación
En la mayoría de entornos, más del 90% del tiempo y esfuerzos invertido no es el trabajo importante actual. Sin embargo, esa energía descomunal queda casi siempre empleada en prepararnos, estar listos, depurar, pulir y entonces pulir lo que parece el trabajo. Podrías leer cinco libros seguidos y eso podría no cambiar nada en tu vida o en tu trabajo. Podrías escuchar tantos podcast al día como pudieses (¿diez?) y al final de esto, no tener ni idea qué hacer con todo lo absorbido. Un poco más allá, un examen universitario podría llevar dos horas, pero el procedimiento y preparación actual podría llevar días, semanas e incluso meses. ¿Y el resultado? Poco relevante. Podrías estar inspirado y motivado todos los días, y podrías seguir desempleado desde hace seis meses.
A menudo quedamos confundidos sobre qué parte es importante, cuál merece nuestro tiempo, cuál es la parte determinante. Sin duda alguna, si tienes que hacer algo que no sobresalga, no te molestes, vas por buen camino. Pero, parece que todo lo que hoy no parece «la clave», eso que es banal y que podría no marcar la diferencia, son esos activos que más importan.
Cuando tengas dudas, invierte menos de la mitad del tiempo que esperas en lo que la mayoría de personas recomiendan y hacen. Y mucho más tiempo en experimentar y especular, en practicar lo aprendido, en el control de la excelencia. En el trabajo mundano de mancharte las manos. En tu propia preparación.
Ya estás preparándote, cada día
Dime, para qué quieres leer sobre o prepararte en algo que haces cada día. No tiene sentido, si no lo practicaras necesitarías preparación. Si necesitaras preparación no lo practicarías, y si no lo practicaras es que no lo estás haciendo. Si no lo estás haciendo, no estás dispuesta ni equipada para hablar de ello. El resto no deberías comprarlo.
Atribución imagen: Ed Dunens.