Fiestas navideñas; alumbrados presuntuosos, compras por doquier, adornos desmesurados, comida en exceso, bebida en cantidades industriales y regalos porque sí…. ¿Y si cambiáramos el guión de las navidades?
Cómo rediseñar las navidades
Aquí algunas ideas no relacionadas (o muy relacionadas):
Reunir el 50% que tu familia gasta en regalos para convertirlo en bienes de primera necesidad que puedan ser donados a las familias de tu barrio que ni siquiera tienen para echarse algo a la boca en, como tú bien mencionas, estas fechas tan señaladas.
Pagar el doble por la comida de navidad con tu familia o amigos y utilizar la diferencia para regalar juguetes a los niños de tu ciudad que viven sin familia.
Convocar a toda tus allegados tal día como hoy y salir a repartir comida, bebida, ropa de abrigo, tiendas de campaña, colchones o calentadores a las personas que hoy dormirán en la calle.
Invitar a tu casa a cenar, junto al resto de tus seres queridos, a esa persona que te hizo sonreír en el semáforo con un juego de malabares.
Preparar con tu grupo de colegas una obra social de teatro, monólogo, karaoke, musical o streaptese, con la finalidad de recaudar fondos para las personas mayores desatendidas en la residencia de la tercera edad.
Júntate con tu empresa, proveedores y clientes y monta un curso para impulsar a las personas en desempleo. O haz como Grupo IDEX, dona el tiempo de tu empresa a desarrollar un proyecto para una asociación o fundación que ayude a mejorar la vida de otras personas.
Es posible solo si tú quieres
La semana entre las Navidades y Nochevieja es considerablemente tranquila. Tu teléfono no suena tanto, no hay esa pila de emails como de costumbre. Tampoco hay apenas reuniones, no fechas de entrega. Así que no hay excusa para no donar algo de tu tiempo, esfuerzo y otros recursos a aquellos que podrían necesitarlo más que tú.
Pregúntante: ¿Cuánto he dado este año a quien realmente lo necesitaba sin pedir nada a cambio?
Si la respuesta es bastante, poco o nada, las navidades podrían ser la semana perfecta para hacerlo. Podría ser el momento perfecto para dejar de congratular, aplaudir, o dar likes a esos agentes del cambio qué cambian lo que importa, y convertirte en uno de ellos. No mirar y ya, sino hacerlo. Si estás dispuesto a ofrecer tu don, talento, tiempo, especialidad, habilidad o intención a otros, y retarte a ti mismo a hacerlo de corazón, cambiarás tu vida y la de otros muchos.
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