A medida que aprendes a relajar tu mente, creas espacios de consciencia. Estos espacios permiten que haya una mejor armonía entre sea lo que sea que surja. Sentarte contigo mismo a meditar durante 10 días ayuda a despertar un entendimiento intrínseco de la naturaleza de lo que sientes y percibes.
El regalo de observar y recibir las cosas como son
Abrirte a la vida tal y como es, es uno de los mayores regalos que me llevo de la suma de los dos retiros de meditación Vipassana y todos estos años meditando. Sin desperar, cada día, empezando en 2013 con mi viaje a Leh. Para después continuar por mi cuenta con unas enseñanzas muy mínimas. Empezando por 5 minutos diarios durante unos 6 meses, pasando a 10 minutos por casi un año. Parando por casi un año de meditar. Retomándolo con 15 minutos durante otros 6 meses, para entonces subir a 20 minutos por más de un año. Sin tener una técnica nada definida y poco pulida, seguí meditando, practicando la quietud. Entonces realicé un nuevo experimento y aumenté mis tiempos progresivamente.
He sido paciente durante todos estos años, nunca perseguí conseguir nada especial. Sin embargo, en todo ese tiempo, iba notando cómo era más consciente, cómo encontraba más espacio entre estímulo y reacción, cómo veía más cosas que antes no lograba ver. Entonces llegó Vipassana y aprendí a meditar. Durante el pasado año pasé de 20 minutos a 25 minutos y a 30 minutos finalmente, todas las mañanas. Ese espacio, ese extra segundo, esa afinidad en percibir, ese despertar continuo, ese «sentido arácnido» se iba agudizando.
A medida que avanzas por este camino y miras hacia atrás, te sorprendes a ti mismo. Te das cuenta de que dejas de juzgar, no te preocupas por lo que pasó o por lo que pasará. Entiendes cómo de confusa, engañosa y tramposa es la mente. Aprendes parar la mente tan solo con la respiración. Pasas a ser el observador, porque te das cuenta de que hay situaciones donde lo mejor que puedes hacer es observar, otras actuar.
Extra: considera darle un vistazo a la técnica de respiración del Hombre de Hielo, un gran suplemento a la meditación.