El marketing está incrustado en la mayoría de las acciones, pensamientos o comportamientos que tienen lugar en nuestros días. Por eso es esencial reconocer cómo funcionamos en modo marketing.
Marketing no es solo la parte publicitaria que ves en la televisión, antes de ver un vídeo de youtube o el banner que aparece bajo en tu Gmail. Ese marketing (llámale un conjunto de anuncios o mecanismos promocionales) son lo que hacemos, lo que somos, aquello que hemos conseguido. Consta de cómo somos vistos y percibidos. La decisión que tomamos está secundada por cada palabra, gesto o silencio que utilizamos. Somos una llamada a la acción humana, consciente o inconscientemente. En ocasiones somos reales y entregamos lo que prometimos. En otras ocasiones vendemos unas expectativas que no sabemos o no podemos cumplir. Si me compras y vuelves he hecho bien el trabajo. De lo contrario, he violado alguna ley inmutable del marketing.
Demonios, esto sucede cada día, en cada industria, en casi cada interacción.
Cuando te das cuenta de esto, puedes parar y preguntarte, qué clase de marketing estás haciendo. Ser consciente sobre el tema significa empezar a adoptar una mentalidad de marketing, enchufar el modo marketing vamos.
El mensaje son tus emociones y hechos, más que palabras. Es lo que se retiene en la memoria. Dice algo como esto: el resultado de mi trabajo transmitirá los valores que resonarán contigo o no. Sea lo que sea, el proceso debe ser personal, humano, eso es lo que despertará el interés de la otra parte.
Puedes vender a través de la nostalgia, la alegría, la pena, la duda, el miedo o el cambio positivo. Todos estos elementos son armas de venta muy potentes. El único problema viene al vender de una forma que tu «cliente» no necesita. Este es el error; si buscas personas a las que vender tu historia, producto, servicio o habilidades, perderás. El triunfo reside en encontrar maneras de que tu trabajo sirva a la causa de cada invidividual.
Enciende el modo marketing
Partimos desde lo impersonal preguntando: ¿Cuál es la forma más rápida y masiva de vender(me) lo que hago?
En este caso, la pregunta tendría las siguientes respuestas:
- Asegúrate de que tu producto, persona o empresa encaja con las emociones que el «cliente» persigue.
- Utiliza señales honestas, dignas y verídicas.
- Alinea todo tu trabajo con tu comunicación para que la promesa de valor sera coherente y consecuente con lo que entregarás.
El núcleo de la historia: todos (no solo los profesionales del marketing) tenemos que conectar el modo marketing casi a menudo. Hacerlo nos permitirá entender la mecánica del impacto de valor y utilidad. Si necesitamos convencer (persuadir o manipular) a otra persona de que tiene que tomar una decisión, ¿qué podemos esperar del resultado? Si observamos algo que es atrayente, ¿cómo podemos hacerlo nuestro? Y si de un vistazo, encontramos valor y utilidad en algo, ¿cómo puedes convencernos de lo contrario?
Tu trabajo es convertirte en el producto específico para aquellos que buscan un producto idéntico al que ofreces.
Mantén encendido el modo marketing. Te dará más satisfacciones que disgustos, si lo dejas funcionando en automático. Una cosa más, asegúrate de probar con testas A/B siempre que puedas. No estás aquí para copiar recetas, sino para crearlas. Esto te colocará siempre un paso por delante.
¿Está tu modo marketing conectado o desconectado?
Atribución imagen: 喵_比比.