Los estoicos veían las opiniones como una fuente de miseria, por eso la mayoría practicaban el «no tengo una opinión». Es lo que toma una situación y la hace buena, mala, equivocada, injusta, esencial, merecida o intolerable. Es también lo que convierte en problemas aquello que no tiene nada que ver con nosotros. Que no te guste lo que otra persona está haciendo, estar en desacuerdo con lo que alguien piensa, no creer que algo fuera de nuestro control debe ser hecho de la forma que debe ser hecho, y la lista continúa hasta el infinito.
De hecho, si fueras a pensar cuál sería el peor castigo que podrías dar a una persona, creo que podría darte una idea…. Lanzar un conjuro que dijese “ahora tendrás una opinión marcada en todo lo que veas y escuches”. ¿Por qué? Porque mucho de lo que les sucedería estaría en desacuerdo con esa opinión, se encontrarían en medio de muchos desacuerdos inútiles y encontronazos sin sentido con otras personas sobre esas opiniones.
Decir que lo que alguien hace es correcto o incorrecto es simplemente una opinión estéril. Vale cero, asumir que algo tiene un fin determinado sin poder demostrarlo con hechos.
Opiniones no solicitadas e innecesarias de celebridades, deportistas, políticos, religión o la vida de cualquiera que no seas tú, todo esto es lo que conduce este mundo hacia el desastre humano. Lo que los atletas hacen en sus entrenamientos o campeonatos, las guerras, la salud financiera de otros negocios, cómo alguien te trató, la cantidad de gente que asistió al evento de Inhale Miami al que asistí anoche, qué pasó o no pasó con Messi, si Tiger Woods hizo esto o lo otro, las reseñas de tu libro en Amazon, que dicen las noticias. ¿Qué es lo que te aportan todas estas opiniones – buenas o malas? Conflicto, distracción, ira, malestar, frustración, trato injusto. Y lo peor es que complica demasiado nuestro trabajo y vida.
Sí, no tengo una opinión al respecto…
La clave es: una de las dos cosas más poderosas que podemos hacer en la vida es limitar la cantidad de opiniones que tenemos. La segunda es decir “no tengo una opinión para eso” (de Marco Aurelio, en Meditaciones), incluso aunque la tengamos. Seguir estas dos estrategias nos ayudará a enfocarnos en las cosas que hay frente a nosotros, las más importante, las que están bajo nuestro control. Y de esas hay muchas, tantas como para mantenernos ocupados sin tener opiniones y no vivir de forma miserable.
Recuerda esto cada vez que vayas a dar tu opinión o la pidas a alguien.
Extra: el libro Escuela de Estoicismo Moderno está listo para ser lanzado y publicado. Esa es la razón por la cual presentaré virtualmente el libro, este próximo miércoles 18 de noviembre, a las 20h (hora Madrid), en directo desde el canal de Youtube.
Atribución imagen: Alison Task.