Por qué hago lo que no me gusta cada día

Llevo 13 días de experimento, haciendo cosas que no me gustan como salir en pijama por la calle, levantarme tarde, quedarme 2 horas en la cama sin hacer nada, aguantar el sueño hasta altas horas de la madrugada, dándome hasta 6 duchas de agua fría al día. Odio hacerlo, pero no me importa.

No me apetece, me da igual

Más de 10 días haciendo cosas que no me apetecen en absoluto, vestir de rojo no es mi estilo. Hablar con 12 personas que no me aportan nada durante 10-15 minutos cada una, no es lo que suelo hacer. Hacer un día de ayuno cuando más apetito tengo no es lo que me apetece hacer. Realizar cuatro publicaciones en un día en el muro de Instagram, más concretamente vídeos, es algo que me da hasta pereza. Cortar mi estado de «flow» y no hacer nada, es algo que nunca haría.

Odio hacerlo, no importa

Llevo ya un puñado de días enfrentándome a lo que odio como si lo amase… Buscando ser improductivo en el trabajo, ineficiente en cualquier tarea, desquiciarme haciendo el trabajo basura y luego saber que no he hecho nada meritorio. Salir a las 18h de la tarde a hacer deporte sin camiseta, cambiar en cuestión de segundo la charla que iba a dar por algo totalmente improvisado. Llegar tarde cuando todos me esperan y no debería. Decir mentiras que no ayuda ni a la otra parte ni a mí.

Duele, cada vez menos

Llegados a este punto, he pasado el umbral de la frustración y de la desesperación, me he dado tantas h***** en estos días, que siento que nada me duele, porque tengo tanto dolor que me he vuelto inmune, cuento más de 64 acciones que odio, no me gusta, no me apetecen o no quiero, haciéndolas como si las amase. Lo que más me sorprende es que no me he visto ni una sola vez, quejándome, lamentándome o cuestionándome si debería hacerlo o no, solo lo he hecho. No sé que pensar, ni que decir al respecto.

Isra, no estás feliz

odio hacerlo por eso lo hago cada día

Hay gente que me pregunta que no me ve feliz cuando hago lo que odio, claro que no soy el tipo más feliz de la tierra, no lo era antes de empezar este experimento de estilo de vida. Aunque tampoco estoy más triste, ni decaído, ni agobiado o estresado que antes de empezar, solo sé que voy a hacerlo, ya es instinto, no lo pienso, voy y actúo, sin que eso afecte lo que vivo en el día.

Estoy dispuesto a lidiar con toda clase de basura, negatividad y disconformidad. Esté enfermo, cansado, llueva, nieve o pase un maldito huracán. No importa, aquí estoy. Porque me conduce algo más grandioso que cualquier cosa, el deseo de crear, explorar y de llegar a poder impactar en todo lo que toque.

Seguimos.

Actualización: aquí los resultados del final del experimento.

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