Podrías necesitar más cosas de las que piensas. O no.
¿Tienes amigos?
¿Familia?
¿Amor?
¿Tiempo?
¿Salud?
¿Un trabajo digno que te proporcione el suficiente dinero, para cubrir al menos tus necesidades primarias?
Estadísticamente, de forma primitiva y básica, gozas al menos de cinco cosas, seis si tienes un poco de suerte.
Si es así y no me equivoco mucho…
Podría ser diferente
¿Qué haces malgastando casi a diario las oportunidades que tienes para cambiar las cosas que te importan aunque sea un poco?
¿Qué haces quejándote?
¿Por qué echas la culpa a la sociedad, a los políticos o al vecino?
¿Para qué te fustigas?
¿Por qué no te mereces?
No puedes generalizar. Claro que no.
Todos somos diferentes. Lo que aplica a uno no aplica a todos. Claro. Por supuesto que nada será como yo digo o como tu imaginaste. Nada será como los sabios predijeron, como tu mereces.
Vale ¿entonces qué?
Podrías aprovechar lo que tienes
¿Reaccionarás o responderás? Podrías reaccionar con escepticismo, cinismo o incredulidad. Encontrarás a gente que culpar. Excusas que dirigir. Podrías amplificar tu crítico interno fácilmente. Dejar que la negatividad gane la batalla. Podrías afilar tus palabras y acciones para crear un vacío entre lo que tienes entre tus manos y lo que imaginaste que tendrías.
O quizá eres un inconformista de los nuestros. Una/o de esas/os que responderá a esta oportunidad centrándose en las oportunidades que la divergencia presenta. Qué oportunidad tan preciosa de celebrar aquello de lo que gozas. Incluso mejor aún, encontrar una forma de hacer algo grande con lo que ya posees.
Abre los ojos, despierta. Ya tienes lo que necesitas.
Photo credit: +fan.
2 comentarios
Coincido plenamente con la actitud que difundes en post: que el cambio empiece por nosotros mismos, no esperemos a que nadie nos solucione los problemas.
Vamos a ello Iñaki.