Vayamos más allá de los propósitos habituales que establecemos en estas fechas. Entremos en el escenario de los propósitos disruptivos.
Haz una lista.
Haz una lista de todas las cosas (y propósitos) que no:
- Puedes hablar en tu trabajo.
- Quieres hablar con tu pareja.
- Te atreves a compartir con las personas que te importan.
- Sabes cómo solucionar.
- Puedes proponerte porque te dan tanto miedo que serás vencido.
Todo lo que hay en esa lista (y todos los propósitos, intenciones o cosas que incluso dudas al escribirlas) apuntan a lugares donde tú, tu idea o negocio sentís vergüenza, lástima o deshonra. Eso ítems son los lugares donde preferirías ser invulnerable. Los defectos que nadie te gustaría que viera. Las debilidades que te acomplejan. Son los lugares que te preocupas por no enseñar. Donde armas tus defensas y siempre estás en tensión. Allí donde no quieres que nadie vaya.
La invulnerabilidad te aparte de la autenticidad y de una vida épica dignamente aprovechada y merecida. Es la sombra que mata la genialidad.
Propósitos disruptivos
En lugar de venir con propósitos, buenas intenciones o una lista de ultraproductividad o alto rendimiento, hoy, el primer día del año vengo con la lista más importante de tu vida. La lista de las cosas que no quieres trabajar. La lista de los propósitos que no quieres proponerte. Los miedos que no quieres enfrentar.
Cuando trabajes cada una de esas cosas,incluso aunque solo hables de ellas, desatarás parte de todo el potencial que ni si quiera conoces. Es la ventaja de los propósitos disruptivos.
Con total honestidad, no presto atención si es final o principio de año. Si es lunes o si es domingo. Ya sean las siete de la mañana o las diez de la noche. No me importa si tengo que desconectar o no tengo que parar de trabajar hasta que se me duerman los codos. Lo único que sí cuenta, es cada día que tengo el privilegio de vivir. Solo por eso ya he ganado. Ese es mi propósito, vivir a fuego. Siendo dispuptivo o no.
Feliz 2017.
Foto: Daniel Zorzano.