Si no dejas atrás la inconsistencia, nunca lograrás alcanzar el máximo rendimiento de tu negocio, de tu vida, de tu marketing o de tu tiempo. Ser consistente es una apisonadora que se lleva por delante todo lo que encuentra. Necesitar romper el hábito de ser inconsistente.
Hace años tomé la decisión de vivir consistente al 100%, no un 99%, no, un 100%. Costara lo que costara. Perdiera lo que perdiera. Podría fallar a otros, pero nunca a mí.
«Los guerreros victoriosos ganan primero y luego van a la guerra, mientras que los guerreros vencidos van a la guerra primero y luego buscan ganar» – Sun Tzu.
Hoy, la mayoría de nosotros sufrimos de inconsistencia, lo peor es que casi ninguno lo sabe.
Esto – no ser consistente – te bloqueará de manera inimaginables.
Te ralentizará lo suficiente como para desviarte de cualquier progreso que hagas.
Cómo saber si soy consistente o no
Saber que no estás siendo consistente es fácil, responde a estas tres preguntas:
- ¿Está lo que dices, hacer y piensas completamente alineado?
- ¿Soy lo que digo, pienso y hago y me siento a gusto con ello?
- ¿Corresponden mis principios a las acciones diarias que llevo a cabo?
Cuando te des cuenta de que no estás siendo consistente, lo verás de forma más frecuente en ti y en otros. A mí me sucede.
La mayoría de personas que conozco lo son (inconsistentes): amigos, colegas y conocidos.
Nunca le di tanta importancia a esto como en estos últimos tres años. Ha transformado mi vida, a mejor. Sé que no hay espacio de duda entre lo que digo, pienso y hago. Aquí, hoy, en Osaka (Japón) reflexiono sobre cómo empecé ese camino…
Cómo (empezar a) eliminar la inconsistencia
La clave para eliminar la inconsistencia es algo ridículo, tres pasos:
Primero, dejar de celebrar las victorias antes de que lleguen.
Segundo, detener esa cháchara sobre lo que vamos a hacer cómo si ya lo hubiéras hecho.
Tercero, asumir que el paso #2 va a ser un éxito y que triunfarás como nunca antes.
Stop a todo esto, céntrate en el proceso. Si lo haces, empezarás a ser consistente. Podrías progresar más de lo que crees.
Si aprendes a hacerlo, empezarás a mejorar en serio.