De excusas. Toma la decisión de ser imparable.
¿Escuchas esas pequeñas voces dentro de tu cabeza?
¿Sabes lo que están diciendo?
“Está bien”, eso es lo que dicen.
“Has hecho lo que debías”.
“Date un respiro”.
“No te compliques”.
“Hiciste lo mejor que pudiste”.
“Tómate el día libre”.
“Di que estás enfermo”.
“Invéntate cualquier excusa y pasa de ello”.
“No necesitas seguir el cuento de la disciplina”.
Eso es lo que esas pequeñas voces susurran.
Sin embargo, hay otra voz en tu cabeza, una que te pregunta:
“¿Hasta dónde podría expandir tu potencial?”
“¿Qué podrías llegar a ser?”
“¿Qué podrías llegar a hacer si te empeñaras tanto como pudieras?”
“¿Hasta dónde alcanzaría tu ser si la autodisciplina real fuera el faro que guiara tus esfuerzos?”
Por favor, sube el volumen de esa voz. Dale relevancia a esas preguntas.
Es tan fácil posponer cualquier cosa e intercambiarla por basura.
Tan fácil decir “ya lo harás mañana”…
Bien, es momento de reprogramar tu mente, y decirle que “mañana” no es una opción a contemplar.
Mañana no ha funcionado a nadie que ni tú ni yo conozcamos.
Hazlo hoy.
Eso es lo que gente imparable hace.
Demasiado…
Cansado.
Hambriento.
Contracturado.
Caluroso.
Friolero.
Lo que sea…
Para de racionalizar, es una pérdida de tiempo.
Para de plantear excusas o afirmaciones mediocres sobre dónde dices estar.
Cuéntate la verdad.
¿Progresas o retrocedes?
Toma la decisión, sí o no.
¿Vas a hacer deporte hoy? ¿Sí o no?
¿Vas a dejar de procrastinar? ¿Sí o no?
¿Vas a ganar en la vida? ¿Sí o no?
¿Vas a tomar responsabilidad? ¿Sí o no?
¿Vas a tomar acción? ¿Sí o no?
¿Vas a enfrentar lo que sea? ¿Sí o no?
No permitas que exista un área intermedia en este contexto.
Cárgate el debate y toma la decisión que sabes es virtuosa, así que ve y arma la de Dios.