Vivimos entre personas que no saben cómo ser imperfectas. Eso es problema, pero el problema todavía más grave es que parece que la mayoría no dejamos que los demás vivan en la imperfección.
Ocasiones en las que una persona no sabe reconocer más que su incesante batalla por la perfección y la auto-exigencia. La única salida de la infelicidad es dar la bienvenida a la imperfección.
Cuando una persona no encuentre esa vía de escape, hazle saber que puede ser imperfecta. Permítele contar sus fracasos, ayúdale a que se muestre vulnerable, potencia su autenticidad.
Las personas necesitamos saber que podemos vivir cómo imperfectas para así poder serlo. Abraza el hecho y entiende la bienvenida.
Baja los brazos y déjate llevar por la dulce y vulnerable sensación de la imperfección. Estás hecho de ella.
Photo credit: Carlos Ciudad.
Un comentario
Me he emocionado y aun no lo entiendo bien pero gracias