Hace unas semanas, Alfredo, Francisco Javier y Jose, tres de mis amigos de la infancia con los que he pasado media vida en la ciudad de Alcoy, corrieron su primer maratón. Tres amigos entre sí con una lucha interior diferente a la de cada uno, pero con un objetivo común, cruzar la línea de meta en el maratón y ganar esa lucha ahí dentro.

Es el propósito, no la substancia

Es posible que pienses que es un maratón, 42 kilómetros, un esfuerzo físico importante, pero que si lo entrenas lo suficiente podrás terminarlo. Genial, eso está fuera de toda duda. Sin embargo, ve a un maratón y habla con todas y cada una de las personas que corren por su primera vez un maratón o aquellos que no lo hacen por competir. Te asombrarías con la cantidad de historias humanas que hay detrás de cada persona que corre esta prueba, pero atención, esto no ocurre únicamente en el maratón, sino en el trail, una carrera de 5 kilómetros, ironman, Camino de Santiago, surfear tu primera ola o saltar en paracaídas, o marcharte a Japón tu sólo durante dos meses, o aprender a bailar sevillanas.

Ayer, Luis Alejandro, monitor de pilates durante mi estancia en Bogotá me contaba las sensaciones inigualables que estaba viviendo desde que decidió hacer 5 meses empezar a preparar Ironman Cozumel, miedo, desconcierto, descubrimiento, auto-conocimiento. Luchas contra imposiciones externas, además de las internas, escuchar a loa cínicos diciéndote que no lo lograrás, abandona, no estás lo suficientemente preparado.

Todos tenemos algo que nos empuja interiormente, algo que nos exige más de lo que nunca hemos dado, que nos atrae a la misma vez que nos atemoriza, que intriga al mismo tiempo que nos fascina. Llámale maratón, tango, petanca o trekking o quizás Inglés o caligrafía o artes escénicas. Y si cuando miras ahí dentro no aparece nada de eso, necesitas buscarlo.

Compite contra la mejor versión de ti mismo

Estas cuatro personas se enfrentaron a su “maratón”:

Alfredo, un luchador incansable. Había estado entrenando duro y preparando esta prueba, había puesto ilusión y muchas ganas. Tantas, que incluso ni una lesión pudo frenarle, cuando su cuerpo dijo basta a causa de un tirón muy fuerte en la pierna, su mente y corazón se encargaron del turbo que necesitaba para completar su desafío..

La segunda persona era Francisco Javier Montava, de profesión transportista, lo cual en gran parte le había impedido seguir con un entrenamiento y preparación regular para que afrontar la prueba con seguridad exterior, y digo exterior, porque la seguridad interior ya venía con Montava. Hablé con él y me dijo que habían pronosticado que no alcanzaría a hacer un tiempo razonable debido a la poca dedicación que había puesto en ello. Bueno, se suponía que no estaba listo, ni preparado. Afortunadamente Montava, ignoró las suposiciones e hizo suceder lo que ya había visualizado.

La tercera persona, Jose, quizás se enfrentaba al peor enemigo, tú lado oscuro, lo que Seth Godin llama «la resistencia», la amígdala, el auto-saboteamiento, la parte de la que todos nos escondemos. Continuamente alimentándose de cada indicio de duda o fustigamiento. La tentación de sabotear algo que nunca has hecho es inmensa porque precisamente eso es lo que más necesitas hacer.

Luis Alejandro, corría la carrera por sobresalir de si mismo, por encontrar a la persona que él, en lo profundo de él mismo, sabe que es.

Frentes maravillosos

Estas cuatro personas, al igual que muchas otras diariamente (pista: tú), no sólo empezaron y acabaron su primera maratón con buenos tiempos. Sino, porque individualmente, cada uno libro una batalla interior descomunal, todos tenían sus dudas, miedos, ansiedad y frustraciones, pero también sus motivaciones y razones para hacer que sucediera.

Gracias a todos ellos, gracias por mostrar que la lucha se lleva ahí dentro y que eso será capaz de cambiar lo que hay fuera.

photo credit: pepoexpress.