[Escribe Isra y edita y publica su equipo] – Cuando cumplí 40 años, decidí publicar los primeros 40 códigos de Life Mastery que yo mismo diseñé para guiarme hacia La Gran Victoria, el gran experimento de mi vida en el que actualmente ya me encuentro en la fase de aterrizaje – por cierto, menudo aterrizaje más retador… Luego, cuando llegué a los 41 el año pasado, lo hice por todo lo alto, habiendo resuelto mi vida entera, en parte y gracias a esos códigos y otros muchos más que he ido encontrando a través de la experiencia (y gracias a este protocolo). Ahora, llegando a los 42 años, comparto contigo 42 nuevos códigos de Life Mastery para simplemente vivir cómo merezco, que me han acompañado en estos 4 años de viaje hacia el punto de equilibrio óptimo.
Al final se trata de eso, vivir, cada día.
42 nuevos códigos de Life Mastery
Estos son los siguientes 42 códigos de Life Mastery:
- Doy un paso al frente ante cualquier miedo, frustración, duda o dolor.
- Utilizo los palillos orientales para alimentarme con la cantidad óptima que mi organismo necesita para obtener la energía necesaria.
- Abrazo a las personas de forma tántrica y sostenida en el tiempo.
- Bailar cada día es mi gran truco para estar en el cuerpo, para volver al niño, para disfrutar, sonreír y divertirme.
- Me alimento lenta y conscientemente, cerrando los ojos y saboreando cada diminuto trozo de comida que entra por mi boca.
- Las mejores comprensiones y despertares los obtienes cuando entrenas solo (autopráctica)
- La regla número uno del Life Mastery es: crea tu vida primero, conócete a ti mismo tan profundamente como puedas, haz espacio y tiempo para ti mismo – esta ha sido en realidad la clave por la cual estoy realizando La Gran Victoria y la gran constante de mi vida.
- Cuando pierdes conexión contigo mismo, la pierdes con otros. Eso es lo que sucede cuando no te cultivas a ti mismo.
- Entendimiento viene de entenderte a ti mismo primero, así que no empieces a enseñar a otro demasiado rápido en asuntos profundos.
- Sigue la instrucción, no solo de tu maestro, sino también de tu maestro interior, y no olvides seguir también las instrucciones del universo.
- Cuando estoy delante de una persona que admiro o respeto, primero me recuerdo que es solo un ser humano e imperfecto. Segundo, escucho con atención e integridad. Tercero, no trato de probar, demostrar o impresionar, ni tampoco llamar la atención, o resaltar lo que he hecho o conseguido, ni tampoco expongo lo que voy a hacer, solo me remito a ser lo que soy, una persona de carne y hueso, recta, firme, virtuosa, vulnerable, tal y como la otra parte.
- Cuento la verdad, hablo la verdad, esa que tanto arde en mi interior, bajo cualquier circunstancia, siempre bajo el respeto, empatía y amor.
- Omito explicar dónde estoy, qué hago y cómo me encuentro a quién conecte conmigo mientras estoy en el viaje.
- Reduzco considerablemente mi atención y reconocimiento a quien idolatro o idealizo.
- Me retraigo de las críticas o alabanzas sobre terceras personas. De la misma forma que no tolero participar en esas conversaciones.
- Escribo siempre que tenga que hacerlo, más de lo que parece que debo hacerlo, y lo hago desde el corazón y el centro (instinto), no desde él tengo qué.
- Dedico una hora de mi trabajo diario a escuchar, conversar y si es necesario y ellos lo piden, asesorar una persona al día.
- Dedico espacio diario a practicar arte: bailar, cantar, pintar, construir, escribir, crear, dibujar, componer.
- Solo creo planes cuando el momento llegue, no anticipo eventos que no necesiten planificación. Planifico citas solo el mismo día o como mucho el día de antes.
- Hago que las cosas sucedan, las fuerzo, me resisto, empujo, y arrastro, si es necesario, conecto con la esencia tan pura que me ha traído aquí, tan lejos: “hacer, “moverme”, “ir”, lo hago cuando mi centro me dice que hay que hacerlo, cuando sea necesario.
- Dejo que las cosas sucedan o no sucedan (aunque lo hacen igualmente), no intervengo o interfiero cuando sé que hago lo que está en mi poder y ahora el universo debe decidir, porque yo ya he encontrado mi gran victoria en la propia acción, no en el resultado.
- Echo a un lado, sin rencor, ruido o malestar lo que soy, hago, represento, digo o pienso o quiero o necesito, cuando mi virtud me dicte “esto no está en sintonía contigo”, “tú no eres esto”, “esto no parte de tu centro”.
- Llevo una libreta conmigo a todos lados donde solo recojo descubrimientos, despertares, virtudes, sorpresas o lecciones vitales.
- Entrevisto, converso y grabo a toda persona que sepa que es sabia y/o me cause curiosidad e interés.
- Hago de experimentar parte de mi centro y parte de los pilares maestros del viaje que sigo.
- Primero armonizo mi mente, cuerpo, emociones y espíritu entre sí, luego armonizo esa totalidad con la realidad que está ocurriendo.
- En orden: vivo, confío, acepto, amo, sirvo, impacto y muero.
- Voy a por todas las situaciones donde mi centro me avise de que es una oportunidad para vivir plenamente y ser libre.
- Cuando estoy desestabilizado recordaré que solo tengo que armonizarme con la música que la vida ha decidido hacer sonar hoy.
- Estoy 200% equivocado cuando entro en bucle, cuando me preocupo, cuándo me saboteo, cuándo me minimizo y cuando me trato de convencer de que no soy suficiente.
- Me recuerdo que no sé lo suficiente como para angustiarme, preocuparme, perturbarme, frustrarme, enfurecerme, entristecerme o apenarme.
- Ante “tengo que” dejo de hacer eso a lo que me obligo hacer.
- En este viaje que me encuentro me deshago, vendo, esquivo y elimino todo lo que me pesa lo más mínimo.
- Resisto con una sonrisa, con aceptación, rendición y amor todos los maestros (obstáculos) que encuentro en mi camino, ni siquiera “resistir”, más bien “atravesar” y “aprovechar”.
- Soy consciente de que “no sé” en este nuevo mundo al que a diario me lanzo. “No sé” lo que creo que debería saber, pero no sé por esa misma razón, no es necesario saber. Seguro, no tengo la respuesta y solo puedo saber lo que sé ahora mismo.
- Ir a menos, más silencio, más presencia, más aquí, más lento, más consciente, más atento, más en el centro, más instintivo, más como salga, más lo que soy, más así, en un mundo que va sobre más ruido, distracción, mañana, deprisa, urgente, modo automático, desestabilizado, más pensar o sentir, más dinero, más cosas, más poder.
- Contar con la persona que ejerce como conexión central de mi trabajo. Tres pilares como contactos ocasionales. Utilizar una dirección de correo electrónico nueva, y un número de teléfono nuevo. Empiezo desde cero.
- Intento no engancharme a quién fui y qué he hecho para determinar quién soy ahora.
- Dejo las palabras para demostrar lo único que importa, las personas con las que estoy, honrarlas de la única forma verdadera, estando presente con ellas en el momento compartido.
- Sí a lo que venga, a lo que sea.
- Saco la verdad que hay en mi centro cuando sea ante quien sea, de forma educada, digna, íntegra y respetuosa.
- Practico el arte de ir a los extremos y bailo entre ellos al mismo tiempo que encuentro moderación (camino medio) en ellos.
Llamada a la acción: ¿Cuál de estos 42 códigos de Life Mastery es tu favorito y por qué? ¿Añadirías alguno más? ¿Cuál eliminarías o modificarías?
Estoy muy contento de volver a este espacio tan especial para mí donde llevo escribiendo desde 2008, es una forma de agradecerte seguir aquí leyéndome. Lo valoro muchísimo.
La Gran Victoria en fase de aterrizaje
Nos vemos pronto. En 2025.
Mientras tanto, si puedo servirte en algo, puedes escribir a lolablanquer(arroba)isragarcia(punto)com. Por otro lado, si quieres que trabajemos juntos, actualmente solo realizo retiros, team buildings y programas 1:1 diseñados a medida (puedes contactar aquí para realizar una llamada de exploración). Además, en diciembre realizaré el primer Reset Holístico (en Valencia), y en enero guiaré la primera edición de El Retiro de Oscuridad, Autodominio y Exploración Interior para 12 personas cerca de Alicante – para obtener más detalles sobre ambas cosas, contacta con beabril(arroba)isragarcia(punto)com.