El amor. El enamoramiento.
El amor hacia otra persona del sexo opuesto (o del mismo sexo si es el caso).
Esa emoción inexplicable, que todo lo consume al mismo tiempo que te llena de alegría.
Aunque pienso que San Pablo lo dijo mejor: “sin amor, no soy nadie»
La habilidad para amar fue entregada a todo nosotros como un regalo celestial que no muy a menudo regalamos. En la mayoría de ocasiones por miedo, en otras ocasiones por confusión, en otras por desconfianza o incluso por falta de práctica, o bueno, simplemente porque a veces no sabemos cómo amar, si realmente estamos amando o es otra cosa parecida.
Para amar es imprescindible estar enamorado, para estar enamorado es necesario sentirlo, para sentirlo hay que vivirlo, para vivirlo debe quemar ahí dentro. Es un proceso, inexplicable, incomprensible, ilógico, pero es un proceso que casi nunca coincide como único patrón. Es inconexo, pero es un proceso. Inevitablemente necesita ser sembrado, cultivado, regado y cuidado con especial cariño.
Esa clase de amor, ese que te golpea y te hace hablar de forma estúpida. Te lleva a cometer actos aleatorios de heroísmo. Te convierte en algo tan irregular como una gelatina. T hace vulnerable y frágil y te lleva a una clase de locura absolutamente irracional y fascinante. Incluso aunque no sea la mejor y más sana opción. Ese tipo de amor de enamoramiento, cambia todo. Esa explosión de controlada de algo fantástico. Te proporciona un sentido de propósito, modifica por completo tu realidad, re-define tu comportamiento y hace que la vida merezca la pena.
El enamoramiento sin amor
Solo una cosa, no confundas generosidad con amor. Cariño con estar enamorado. Entrega con recibir. Estar bien con pillado hasta los huesos. Querer no es permanecer enamorado, comprobado. Me he dado cuenta de todo esto, lo he vivido en mis carnes. No sé cuánto tiempo he estado enamorado, no sé ni siquiera si verdaderamente lo estuve, porque no sabría medirlo, no sabría describirlo, vaya. Si ese es el estado, entonces no sé si en mis treinta y tres años he sentido esa sensación que estruja tu corazón de manera tan pura e intensa. Es decir, si el KPI para medirlo fueran las veces que tus piernas tiemblan cuando la otra persona te mira.
Cuando tienes la capacidad de volcarte en algo como si te fuera la vida en ello, en lo que sea, puedes confundir amar con esta enamorado, como puedes confundir excelencia con exigencia o falta de tiempo con procrastinación.
Si tu corazón no palpita mucho más rápido de lo normal cuando la persona que amas te toca, no estás enamorado. Estremecedor al mismo tiempo que revelador.
Extra: aunque esa clase de amor sí existe.
Photo credit: Isra García.