Aquí estoy un día más – por eso voy a intentar ejemplificar cómo vivir cada día de tu vida como si fuera el primero y el último a la vez…
Empiezo un nuevo día.
Como si fuera el primero (o el último), cuando empecé a escribir en un blog. Excepto 3.463 publicaciones después.
Hoy me doy cuenta de que es uno de los últimos días de una etapa que se ha prolongado por más de 15 años.
Todo lo que tenga que empezar empieza hoy, y todo lo que tenga que acabar, acaba hoy.
He sido capaz de llegar aquí respetando lo que soy.
Por el camino he fallado más de 15.000 veces (a una media de 1.150 fallos al año)
Me he roto emocional, mental, física y espiritualmente.
He conseguido destrozar cualquier tipo de límite, barrera u obstáculo. Incluso los he convertido en maestros, en trampolines para acceder a perspectivas insólitas.
He convertido mi vida en un grandioso y excitante experimento, con sus correspondientes curvas, tirabuzones y saltos al vacío.
He ido a 350 kilómetros por hora por la autopista de la vida, a veces he acelerado incluso más, ahora no sé a qué velocidad voy, solo estoy disfrutando del paisaje.
Hay momentos en los que podría haber acabado conmigo mismo, pero en lugar de eso, incomprensiblemente, me he elevado de formas que no podría describir.
La vida me ha quitado lo que no era mío y me ha dado lo que le apetecía. He sabido bailar con ello, mostrando un carácter similar, ante la fortuna y el infortunio, ante la gracia y la desgracia. No ha sido fácil, he tenido que entrenar mucho más de 420.000 horas para aprender a vivir, y siento que justo acabo de empezar, sobre todo cuando bajo la mirada a mi cintura y veo el cinturón blanco.
La única motivación que he sentido es la de explorar lo inexplorado, la de poder abrir los ojos cada día, la de intentar diferente cada vez, la de ver qué es posible y que no.
He encontrado motivación, pasión, inspiración y propósito en algo tan sencillo como lo es vivir.
Cómo vivir cada día de tu vida como si fuera el primero y el último a la vez
He llegado aquí haciendo de todo, siendo de todo, pensando de todo, sintiendo de todo, viviendo de todo, y ahora que estoy aquí comprendo la sutil perfección con la que todo ha acontecido.
He sido puesto a prueba por mis propias limitaciones. He tenido miedo al rechazo de una mujer durante 38 años, he vivido con miedo a ser dejado. He cargado con cientos de toneladas de responsabilidad y culpas que no me pertenecían. He tardado casi 39 años en confiar en una mujer, en aceptarlo y en reconocerlo. He sido envuelto entre los nodos cósmicos que el amor universal representa.
He sido bendecido con la familia, amigos, colegas, equipo, clientes, colaboradores y allegados más fantásticos con los que me podría haber topado.
Me he convertido en mi propio príncipe azul, en la cenicienta, en el plebeyo, en el espartano, en el libro del cual he leído la historia más increíble jamás contada y en el que, al mismo tiempo, he escrito esa historia tan fascinante.
He abrazado cada posibilidad como si fuera la única área de maestría de mi vida. Me he expuesto a la probabilidad de perderme en el abismo infinito de permitir que cualquier cosa te moldee. He abierto la caja de pandora de la consciencia y he estado a punto de quedarme a mitad de camino, ahora solo sigo bajando hasta lo más profundo de la madriguera, sé que moriré en ese descenso, pero no lo haré pensando en haber empezado o no intentando llegar hasta el final (si es que existe)
He atravesado todo lo que puedas imaginar y lo que no, mucho de ellos sería un tanto difícil de digerir para muchos de vosotros. En cambio yo, me siento orgulloso de haber pasado por ahí.
He bailado entre los extremos de hábitos, estilo de vida, entrenamiento, habilidades, profesión, experimentos, etc. sin descanso por más de 12 años.
He escrito 9 libros, impartido más de 430 conferencias, lanzado más de 40 proyectos, montado 7 empresas, y un montón de números más de cosas que podrían parecer respetables y hasta impresionantes.
Sin embargo, nada de eso me sirve ahora mismo. Todo podría haber sido una ilusión (o no). En cambio, eso me sirve para darme cuenta de que estoy maravillado por la capacidad de ir a vivir que cada día me demuestro a mí mismo que tengo, por puro amor al arte de vivir.
Y aquí estoy, un día más, sin tener en cuenta que podría ser el último o el primero. Hoy, haré lo que hago en un día “normal”, y cuando en un par de días deje Internet y mi vida pública, seguiré así, no más libre, no menos, solo así.
He descubierto que lo tengo todo, porque no tengo nada más.
Y vuelta a empezar.
Eso es lo que sé sobre cómo vivir cada día de tu vida como si fuera el primero y el último a la vez.