Cuando alguien demuestra consistencia, lo que muestra es que es imparable desde su propio interior. Ser consistente te llevará donde tú desees, porque el tiempo pasará a jugar a tu favor.
Fallamos al lograr algo excepcional porque pensamos que nuestro trabajo es hacer todas esas tareas grandes y ocasionales. No, es algo diferente, llevar a cabo esas pequeñas cosas cotidianas, consistentemente.
Vas al gimnasio, haces deporte, y al acabar, en los vestuarios, te miras en el espejo ¿y qué es lo que ves? Nada. Si vas al día siguiente, y vuelves a repetir el proceso, seguirás sin ver nada. No hay resultados, no puede medirse, no debe ser efectivo, es lo que piensas. Así que abandonamos.
Sin embargo, verás resultados. Principalmente, si fundamentalmente crees que lo que haces es lo que debes hacer y que no importa el día uno, sino el seiscientos setenta y nueve y los que vengan después. Entonces, no estoy seguro cuando, pero empezarás a destacar. Sobre todo, cuando adquiere ese tipo de compromiso y te ejercitas sin descanso, de forma inteligente e integral un día tras otro.
Ahora aplica esto con tus relaciones familiares, tu crecimiento personal, tus objetivos laborales o proyectos empresariales, mismo efecto.
La consistencia crea (y mantiene) todo lo bueno
No hay un solo evento que sea el decisivo. Es una acumulación de muchas y muchas pequeñas cosas, que por sí mismas son invisibles e inocuas. Pero si aplicas consistencia al proceso, combinando con otras muchas pequeñas cosas, serán esas cosas inocuas que haces una y otra vez, las que importarán más que nada. Es algo que me he dado cuenta al trabajar durante más de cuatro años en cosas que pensé que no funcionaban tanto o no me llevaban a ningún sitio, suerte que no desistí.
Cuando eres consistentemente bueno y verdadero, hacia ti, hacia tus palabras y valores. Cuando lo que dices y haces es consistente, y cuando hay un sentido de cohesión entre tus pensamientos y tus acciones, y todo eso se combina, es entonces cuando los demás dicen «creo en esa persona«, «voy donde ella vaya», «compro lo que me venda».
Es por eso que la confianza no llega, porque la consistencia no aparece.
Atribución imagen: Carlos Donderis.