Una historia sobre cuidarte de forma holística mientras bailas con el momento

La música sigue sonando, el viaje continúa, así como el entrenamiento en rendimiento holístico… Ayer dejé Mazatlán rumbo a Santa teresa (Costa Rica), pasé por Ciudad de México primero, luego llegué a Panamá sobre las 5:45am, antes de San José, como unas 5 horas más de escala.

En Ciudad de México encontré algunos retos. No tenía un billete confirmado, el agente detrás del mostrador, hizo todo lo que pudo, finalmente lo arreglé, porque efectivamente, y mirando hacia atrás con perspectiva, he estado en una posición más adversa que esa. Es cuando recuerdo eso que mi sistema se suaviza, no reacciono, y sonrío dentro y fuera de mí, eso es cuidarte de forma holística. Después de unas horas de trámites y varias estrategias, embarqué sobre las 0:45h, el vuelo salía a las 1:35h.

cómo cuidarte de forma holística

Sabía que iba a dormir y descansar poco, acostumbrado a la media de 7:50h-8:15h que estoy durmiendo desde hace como unos 40 días. Cancelé todo tipo de lamentaciones, quejas o injusticias, porque sabía que era «yo» quien había elegido este camino. Entonces me recordé a mí mismo «está ocurriendo lo que quiero que ocurra, fantástico». En el avión antes de despegar, realicé una meditación guiada de 16 minutos y pasé a dormir hasta las 5am. Desperté tranquilo, habiendo soñado bastante. Tan pronto como me incorporé en el asiento, volví a meditar en Zazen, contando respiraciones, no sé cuánto tiempo, pero conté unas 200 respiraciones muy lentas, profundas y gentiles.

Llegué al aropuerto internacional de Tocumén (ciudad de Panamá), di un gran paseo por el recinto. Luego recogí la maleta, volví a facturar, pasé los controles, compré agua (decidí hacer tres días de ayuno total solo agua, y hoy era el último día) y me presenté en la puerta como unas 3:45h antes.

Con ese tiempo, y sabiendo que eran las 7:10h, lo último que se me ocurrió fue estar pendiente del smartphone, el email o el trabajo en el portátil. En cambio, lo que sí hice fue sentarme en quietud durante unos 32 minutos con los ojos abiertos. Al terminar, dejé fluir algunos mantras improvisados, lancé agradecimientos, definí mis cuatro triunfos personales y otros cuatro profesionales del día, y luego vomité pensamientos durante 11 minutos. Y seguí bebiendo agua.

El rendimiento holístico está en cada peque acción

Sentía energizadas las cuatro dimensiones del potencial humano, también un estado de tranquilidad. Notaba la energía fluir por mi cuerpo, así que me levanté, busqué un hueco, conecté los cascos, música de Dan Gibson’s Solitude, cerré los ojos, y dejé que el Qi del Tai Chi moviera mi cuerpo mientras meditaba en movimiento. Fue la primera vez que practiqué en un aeropuerto, y al terminar y abrir los ojos, pensé que ya estaba en Santa Teresa. No voy a contarte la sensación de paz y alineamiento porque es demasiado obvio, pero sí diría que ha sido de los mejores días que he pasado en un aeropuerto, y he pasado muchos y muy buenos.

Al terminar, bebí agua, mientras no podía esconder una gran sonrisa que se formaba desde el interior. Entonces decidí escribir esta sacudida, para poder transmitirte el inmenso poder que hay en cuidarte de forma holística: física, mental, emocional y espiritualmente, sea donde sea que estés, mire quién mire, tengas el tiempo que tengas.

Ahora empieza mi jornada de trabajo, totalmente enfocado. En una hora y media vuelo a San José, donde buscaré otro hueco para ir más deprisa yendo despacio, practicar Qi Gong, darme una ducha de agua fría, hacer una microsiesta, vivir algunos micro-momentos espontáneos, realizar dos consultorías online 1:1. Además de conectar con la gente que me importa y volverme a subir a otro avión para volar a Tambor, donde me espera un coche para recorrer 45 minutos antes de llegar a Santa Teresa y reunirme con mi familia, Josef y Sulaika. Y no tardar mucho en ir a dormir, o no.

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