Exacto, dejarás de leerme. Inevitablemente.
Hoy, mañana, pasado, al otro, o quizás ya lo hiciste el mes anterior, la semana pasada o el pasado 2013, dejarás de leer este blog.
Dejaré de de ser interesante
Llegaste aquí, miraste, viste algo interesante y te quedaste durante un tiempo, hasta que un día lo que ahí había dejo de ser atractivo para ti. O quizás llegaste y no invertiste más de dos minutos, esto no fue útil para ti. Está bien, realmente.
Mis proyectos dejarán de tener impacto para ti (si es que lo tienen), te decidirás por contratar a otro consejero, elegirás otras conferencias a las que asistir (si es que asististe a alguna) e incluso dejarás de ser suscriptor, seguido y más tímidamente, cliente.
Un día te darás que cuenta de que todo es demasiado repetitivo, mismos temas, mismas expresiones, experiencias similares y aprendizajes en la línea de siempre. Un día aquello que te parecía fascinante, ya sólo es “suficientemente bueno”, lo que impulsaba, ahora es molesto y cansino. Eso que tanto inspiraba, es palabrería barata. La acción, pasa a ser un mero cliché.
La fricción desaparecerá
Llegará el día en el que dejarás de leer esos tweets de la persona que tanto admiras, entre otras cosas porque dejarás de admirarla, o bien porque ya no te quedará más por aprender de ella, o bien porque esa misma persona podría aprender de ti, o quizás porque esa admiración producida por la imagen distorsionada que a menudo provoca el mundo conectado de social media. No compartirás el contenido de tu fuente de inspiración, o bien porque esa fuente ha perdido su “mojo” o porque tu has ganado uno más potente y personal.
Ese día llegarás a otro blog interesante del que hablar cada día, alcanzarás a otra persona inspiradora o agente del cambio que te pinche en el culo, colocarás “me gusta” en cada imagen que tu nuevo héroe suba a Instagram y otros comportamientos asociados. Al tiempo, volverás a repetir el mismo proceso, dejará de ser una novedad, excepto para unos pocos afortunados.
Esto va a suceder, como ya sucede cada día con cientos, mejor, miles de bloggers, negocios, marcas o personas que hacen cosas, la atención se va ganado o perdiendo, se intercambia porque no hay más de la actualmente hay, el día tiene 24 horas como ha sido siempre. Ahora la parte desconcertante, la desconexión no está ahí, en absoluto, está en ti. Todas estas personas están generando movimiento – poco o muy importante – pero en cambio, tú, sólo te mueves, fórmula deficiente si realmente quieres dejar algo por lo que ser recordado cuando ya no estés aquí.
Después de leer lo que leas, ¿Qué harás? ¿A qué otra fuente recurrirás para esconderte de hacer aquello que cambia las cosas?
Dejarás de leerme.
Photo credit: Grant Daniels.
5 comentarios
Pinchazo recibido.
Duele, pero hace avanzar… o intentarlo.
Excelente! Pasar de ser expectador a ejecutar
Adelante Jorge.
Eso es.
Yo siempre he tenido la acción como estrategia. Sólo que ahora ya lo voy contando mejor.