Hace un par de días terminé el último experimento que he estado realizando mientras saltaba de Tulum a Miami… 25 días tratando de evitar o eliminar la palabra “yo”, tanto del vocabulario oral como del escrito. Ha sido uno de esos experimentos en los que no sabes qué puede pasar, a pesar de lo simple que pueda parecer (no lo es). Para ello, se ha desarrollado un informe, con el objetivo de explicar, paso por paso, un experimento que tenía como hipótesis el comprobar si es posible desapegarse de uno mismo (y destapar la falsa ilusión del ego) cuando quitabas “yo”.
Descubrimientos destacados – vídeo
El vídeo manifiesta la importancia pero no importancia del «yo» en nuestras vidas.
Importante – no es un desafío que consta de no utilizar “yo”, sino de analizar qué sucede cuando tratas de restringir su uso en medida de lo posible.
Secciones del informe
- Cuadro de mando e indicadores.
- Análisis experiencial día a día.
- Lo más destacado del experimento – vídeo.
- Aprendizajes validados.
- Conclusiones.
1. Cuadro de mando e indicadores
Para poder analizar el experimento sobre destapar la falsa ilusión del ego de forma más cuantitativa, así como cualitativa, se diseñó una plantilla con los siguientes parámetros más relevantes a analizar:
- Fecha.
- Día.
- “Yo”: cuántas veces se utilizó la palabra en un mismo día.
- “I”: mismo indicador que el de arriba pero en Inglés.
- No “yo”: las veces que se evitó la palabra.
- No “I” lo mismo pero en Inglés.
- Correcciones verbales: cuando se dijo y se volvió atrás para corregir.
- Correcciones escritas: lo mismo pero en escritura.
- Atajo: técnicas que sirvieran para hacer más simple el proceso.
- Truco: artimañas, recordatorios, etc. para evitar el uso de la palabra.
- Apoyos: personas, situaciones, software, mantras u otros mecanismos para ayudar a no mencionar “yo”.
- Reacciones: comportamientos derivados al decir o escribir “yo”.
- Resultados: cómo se sintió al acabar el día.
- Sensaciones: impresiones sobre lo vivido adicionales al análisis experiencial.
- Observaciones: anotaciones a destacar.
Acceder al cuadro de mando del Experimento no “yo” aquí.
2. Análisis experiencial día a día intentando no utilizar la palabra «yo»
A continuación se encuentran las anotaciones diarias con las sensaciones que dejaba intentar darme cuenta de cuando utilizaba la palabra “yo”, cuando conseguía evitarla y cuando no para rectificar después:
Día 1
Primer día y apenas me he dado cuenta de si he utilizado la palabra “yo” o no, pero cuando he prestado atención, en una conversación con Caroline, una chica Americana que he conocido aquí en la playa de Tulum, en menos de dos minutos al menos lo he dicho tres o cuatro veces, le he contado el experimento y me ha preguntado “¿Por qué palabra lo vas a sustituir?”, a esto he respondido “estoy intentando descubrirlo todavía” y nos hemos reído ambos. A partir de ahí he sido más consciente, aunque no he tenido más interacciones. En la mañana y mediodía ha sido más fácil detectarlo en la escritura, lo cual ya lo llevo practicando desde hace más de un año.
He utilizado la palabra “yo” cuatro veces, y he restringido su uso o me he contenido en su utilización en 27 ocasiones.
Día 2
Estoy dándome cuenta de la complejidad de este experimento, al menos la extrema atención y examinación que requiere, pues casi cada conversación, o bien empieza con el “yo” o bien o bien lo contiene unas cuantas veces durante la misma. Una apreciación interesante es que en idioma Inglés es más frecuente y casi abusivo, mucho más difícil encontrar un sustituto para dicha palabra y cuando no la añades queda un poco “cojo” o incorrecta la formulación o expresión. Sin duda no ha pasado el día sin utilizarlo en las conversaciones, pero han sido en Inglés, y sigo sorprendido al no hacer uso de “yo” en las conversaciones que he mantenido en Castellano: con Rafa Llopis, con Sulma Carracedo, Con Mauren, Mike y Guillermo aquí en Tulum, así con el staff del hotel donde estoy alojado, ni tampoco en la llamada con Julio.
En la escritura, emails, textos, mensajes, he rectificado como unas seis veces y he conseguido llegar al número cero.
Hoy han sido siete usos, y ha sido en la misma conversación, en Inglés.
Día 3
Hoy día interesante porque he visto una atención al “yo” máxima, tanto que he anotado 30 “yo” en conversaciones que he mantenido, en esta ocasión, el 90% en Castellano, y el 10% en Inglés, Ha sido muy divertido porque he comunicado en todo momento que realizaba el experimento, y tanto los participantes del mastermind de ultraproductividad, como los amigos con los que he compartido cena, como las tres reuniones de trabajo que he mantenido, me han ayudado a darme cuenta de los “yo” y ha sido muy cómica la reacción mía al darme cuenta de que había lanzado un “yo”, rectificar, anotarlo en un papel, y verbalizarlo.
30 “yo”, 15 rectificaciones, y 12 veces que he podido esquivarlas.
Día 4
Día movido porque llegué a las 33 veces que dije “yo” en Castellano y 5 veces que dije “I” en idioma anglosajón. Estuve con Guillermo y decidimos apoyarnos el uno al otro cada vez que uno lo dijera, y eso hizo que pudiésemos trabajar mano a mano apoyándonos para mejorar nuestras interacciones con otros. Algo relevante fue participar en un evento social en Tulum, en la fiesta de cumpleaños de un conocido, Rodolfo, donde interactuamos con personas que no conocíamos, y era interesante no utilizar la palabra “yo” en las conversaciones. Además noté que eso lograba una mayor cercanía, simpatía y empatía, lo cual nos ayudó a generar muchas más conexiones, e incluso oportunidades de colaboraciones profesionales, invitaciones a otros eventos y hasta hospitalidad para alojarnos en casa de Woody y Chris, principales cultivadores y manufacturadores de CBD en Estados Unidos.
Cada día que pasa soy más consciente de cada vez que menciono la palabra “yo”, algo me dice que poco a poco irá bajando la frecuencia de las veces que la utilizo, o no. De nuevo hubieron menos “I” en Inglés, muchos menos que en castellano, y eso que en Inglés se utiliza más a menudo y es más necesaria.
Tuve 9 correcciones verbales y 7 escritas en la jornada matutina de trabajo.
Día 5
Hoy no hay mucha actividad, pero con el “yo” igualmente presente, sobre todo en las conversaciones verbales e intercambios con otras personas. Aunque la cifra de hoy asciende a 12 veces donde la palabra ha aparecido. Encontrando además un sustituto para la palabra “me”, que sería “nos”. Ejemplo: “me gusta” por “nos gusta”, y la palabra “mí” por “nuestro”. Otro ejemplo: “mi casa” por “nuestra casa”. Al final te das cuenta de que el esfuerzo por no mencionar “yo” hace que mires más fuera que dentro y eso te ayuda a ver más.
Día 6
He evitado tres veces el “yo” en la conversación, ahora no solo puedo verlo, sino también e izarlo cuando voy a mencionar dicha palabra. El número va disminuyendo, han sido 5 “yo” en interacciones, 2 “I” en idioma Inglés. En lo escrito estoy defendiéndome mejor, limitando el uso, aunque la gramática no sea del todo correcta. Además estoy utilizando el “nosotros” como sustituto del “yo”. Es cierto que hay que estar atentos, de lo contrario, cuando menos lo esperas, sale un “yo” de la nada. El día ha tenido dos reuniones, y tres conversaciones, además de una llamada de negocios. Y luego una pequeña discusión que he manejado sin el “yo”. Cuando lo utilizas menos te sientes más ligero, seguro, confiado y sereno, al menos eso es lo que he sentido hoy.
Día 7
Entendiendo la simplicidad y conexión de cambiar el “yo” por el “nosotros” y de nuevo viviendo un día con “yo” aunque no tanto como antes de empezar el experimento. 16 “yo” y 5 “I” y trabajando con correcciones y anulaciones ante cada vez que lo utilizo.
Día 8
El día más complejo que he vivido en Tulum durante el experimento y fuera de él, cargado de tensiones, reuniones, proyectos, imprevistos, compromisos y responsabilidades y mecanismos que no paraban de hacerme reaccionar, y aún así he bailado con ello, tratando de quitarme (“yo”) de en medio. 14 “yo” y 4 “I” y mucha interacción, día muy satisfactorio.
Día 9
Añado dos nuevos indicadores el – no “yo” – y el – no “I” – que sirven para contar las veces que no he utilizado estas palabras antes de que las utilizara. A medida que progreso soy más consciente de las veces que utilizo la palabra y las veces que no, estoy más calmado cuando la sutilizo y sonrío cuando no las uso, parece una buena medida para frenar tus reacciones, ser más prudente y reflexivo.
Marcador de hoy: 16 “yo” y 5 “I”.
Día 10
Más percepción sobre otros antes que servidor. Me doy cuenta de que al cambiar el “yo» por “nosotros” las personas están más receptivas en las conversaciones, así como más participativas y vinculadas emocionalmente.
21 interacciones donde el “yo” apareció y 15 “I” en Inglés.
Día 11
Fue un día donde estuve formando en Alto Rendimiento Holístico a una startup de CBD que está aquí en Tulum, y hasta ellos me preguntaron que pasaba que utilizaba muy poco la palabra “yo”, o bien me la comía al hablar (en Inglés), notaban eso extraño pero al mismo tiempo dejaba una sensación de conexión y proximidad. Qué buen feedback.
Utilización del “yo”: 12. Del “I”; 15.
Día 12
Un día de tensión total, de problemas críticos y de mucho imprevisto, a medida que esto crece, es más difícil controlar el “yo”, pero cuando sale, que aparece, lo ves más claramente, te permite identificarlo y pararlo en bastantes más ocasiones.
Han aparecido 8 “yo” y por primera vez 0 “I”.
Día 13
He defendido el “yo” sin el “yo”, sin sujeto ni pronombre, no tampoco protagonismo a mí mismo, sino todo lo contrario, sino nada del otro mundo, quitarte el protagonismo cada vez que hablabas con alguien y ponerte en una situación menos relevante no te hace menos relevante y tienes sus ventajas, que generas conversaciones más interesantes y enriquecedoras.
Bien trabajado hoy, 7 interacciones de “yo” y 3 de “I”.
Día 14
6 “yo” y 7 “no”.
Me he dado cuenta de que utilizo dicha palabra mucho menos y de forma natural. Las conversaciones e interacciones con el “nosotros” se hacen más amenas y simples, porque “yo” no estoy por el medio. Esto es una buena señal para destapar la falsa ilusión del ego.
Día 15
Hoy no me he acordado que tenía que restringir el “yo”, ha salido fluido, no hay que formar nada las cosas, de hecho está saliendo solo, aunque eso no quiere decir que no salgan algunos “yo” o “I”. Cuando sale lo majo con más cordialidad y gentileza.
Marcador de hoy: 6 “yo” y 4 “no”.
Día 16
Las cosas que ocurren son menos importantes porque “yo” no aparece, hay mucha más relatividad y tranquilidad. Sigo usando la palabra, pero cada vez con menos relevancia y más facilidad al evitarla, algo que indica desapego de uno mismo.
He utilizado 7 “yo” y 3 “I”.
Día 17
He utilizado seis “no” en un taller de 4 horas, completamente consciente y alienado con los participantes. He utilizado 3 veces “yo” en 15 vídeos que he grabado para una campaña publicitaria online. Y he cambiado dicha palabra por “tú” al hablar y sorprendentemente. Eso me ha permitido conectar más a gusto con las personas que he interactuar tundo, les parecía divertido pero también más cercano, así como lo que he podido compartir con ellos, no eran mis experiencias si no las de ellos.
Hoy 10 “yo” y 4 “I”.
Día 18
Hoy la palabra apenas ha tenido importancia, no he tenido que forzar nada, no he tenido que hacer nada, solo no ha salido tanto como aparece normalmente. Esto te hace conectar con todo lo que ves, podría ser un buen indicador de progreso hacia el destapar la falsa ilusión del ego.
Hoy 3 “yo” y 2 “I”.
Día 19
Sonrío cada vez que digo “yo” porque me parece poco relevante, y que estoy seguro de que ese “yo” no tiene sustancia. Es solo una palabra que digo para acompañar otras, esto es un buen descubrimiento porque hace que pierda toda su fuerza.
4 “yo” y 1 “I”.
Día 20
Uno de los días que menos veces he utilizado la palabra “yo” y eso que grabé una masterclass de 60 minutos donde solo la utilicé una vez. Luego tuve un encuentro profesional de más de 2 horas, y dos reuniones personales de una hora cada una, es decir, tuve oportunidad de interacción y restringir consciente e inconscientemente el uso de la palabra, tanto en Inglés como en Castellano.
Los resultados fueron 3 “yo” y 5 “I”.
Día 21
Día tranquilo donde he controlado la mayoría de veces donde el “yo” iba a salir, mucho más que en ninguna otra ocasión.
6 “yo” y 2 “I”
Día 22
Día descontrolado, donde he cedido mucho terreno al “yo” pero no me he culpado por ello, lo he aceptado y he continuado el camino. Han habido veces donde me he visto a punto de mencionar la palabra y así lo he hecho, lo cual me ha dejado bastante sorprendido, era casi pereza o comodidad.
16 “yo” y 7 “I”.
Día 23
Cuando no fuerzas el “yo” avanzas más rápido mientras te quitas del medio. Intercambiando “yo” por servidor y en Inglés utilizando solamente el verbo.
5 “yo” y 5 “I”.
Día 24
Reducción en veces que utilicé la palabra y descanso al decirla, porque no ejerce presión, aunque soy consciente cada vez que la utilizo y cuando la voy a utilizar y no la digo y hasta cuando está en mi mente antes de salir.
2 “yo” y 3 “I».
Día 25
Integración total en el experimento y no mucha problemática, nada que añadir, más que tampoco fue un día que quedó a cero. Lo que veo aquí y con lo que concluyo, es que el “yo” es solo una ilusión para creernos importantes.
Encuentro una interesante ligereza en mis emociones y muchos menos pensamientos sobre mí mismo. Veo más a otras personas, a otros seres vivos, al entorno. Estoy menos en el centro, aunque soy consciente de que soy mi centro porque el universo es el centro, no yo. Hoy al terminar, veo todo con más perspectiva, con menos relevancia en el individuo y más en lo que nos rodea. Eso es un avance al probar la hipótesis de destapar la falsa ilusión del ego.
Historia audiovisual compuesta por cuatro vídeos grabados en el transcurso del experimento, que tiene como objetivo contar los descubrimientos y otros momentos destacados del experimento.
Aprendizajes validados
Aquí los aprendizajes que han resultado como validación de la hipótesis:
- Ser más consciente de las veces que incluyes la palabra en tus conversaciones o escritos, lo que te ayuda a ver que quizá te das demasiada importancia, y entonces empiezas a dar más importancia al resto de personas.
- Utilizar la palabra “yo” no es nada malo, ni bueno, es solo que nos educan así, sin poner mucha atención a este tipo de procesos conscientes, empáticos y descentrados del ego.
- Dejas de ver lo que usualmente veías, tu defensa, tu ataque, tu cariño, tus cosas, tus deseos, tus necesidades, para darte cuenta de que no estás solo, las partes que intervienen en la ecuación de tu vida también anhelan, quieren, persiguen o necesitan cosas, eso te vuelve más empático, atento y comprensivo.
- Sonríes cada vez que utilizas la palabra “yo” porque sabes que es la programación por defecto del sistema base.
- A menos “yo” utilizados, más presencia y atención en los detalles, en el presente, en las interacciones y en conseguir serenidad.
- Utilizar menos la palabra «yo» o al menos intentarlo te hace más consciente del impacto que tiene en tu entorno y en ti mismo. También te vuelve más autoconsciente a la hora de ver cuando la vas a utilizar para poder reaccionar a tiempo.
Menos «yo» equivale a más empatía, más autoconsciencia y liberación de la esclavitud creada por el ego.
Conclusión hacia el destapar la falsa ilusión del ego
Como conclusiones principales destacaremos:
Ha sido casi misión imposible, al menos para mí, el sujeto que realizaba este experimento, pasar ni un solo día sin utilizar la palabra “yo”. Sin embargo, sí es cierto que la tendencia al uso y su frecuencia ha ido disminuyendo, y con ello el nivel de fricción con el mundo, otras personas y conmigo mismo. He pasado a estar más “ok” con todo lo que pasa a mi alrededor, porque identifico que la mayoría de ocasiones donde ocurre una frustración, negatividad o estrés, es porque “yo” está por en medio.
En realidad “yo” no es nada, es solo un símbolo, una palabra, que conlleva detrás años y años de adoctrinamiento para hacernos pensar que somos lo más importante que existe. Podría ser cierto, hasta que el mundo (o la naturaleza si lo prefieres) entra en juego (siempre) y te devuelve al lugar que te corresponde, liderar lo que está bajo tu liderazgo, dejar marchar el resto y sumarte a la corriente universal.
La sensación prevalente de uno mismo como un ego separado dentro de un cuerpo con carne y huesos es una pura alucinación, que no coincide ni con la ciencia de occidente ni con las religiones experimentales del oriente. No tengo clara la causa de esta fatídica ilusión llamada “yo”, pero podría ser la evolución de la propia consciencia, como un mecanismo de autodefensa que no genera más que daño, interno y externo. Tampoco sé la cura para esta enfermedad, pero sí sé que cuando quitas el “yo” de en medio, de una forma u otra, quitas esa falsa identidad llamada (tu nombre) y todo lo que ello representa.
En el corazón de la condición humana, hay una ilusión central que cuanto más nos suscribimos al mito del ego más alimenta nuestra profunda sensación de soledad, la cual se refleja en el lenguaje más básico que usamos para dar sentido a la realidad, “yo”. Destapar la falsa ilusión del ego es cosa de no meter al ego en la ecuación, olvidarse de él, quitarle protagonismo.
Para poder expresar lo que he sentido durante estos 25 días, hay un extracto de Alan Watts en el libro The Book: On The Taboo Against Who You Are (aquí el libro en Castellano) que traducido al castellano dice así:
“Sufrimos de una alucinación, de una sensación falsa y distorsionada de nuestra propia existencia como organismos vivos. La mayoría de nosotros tiene la sensación de que «yo mismo» es un centro separado de sentimiento y acción, que vive dentro y delimitado por el cuerpo físico, un centro que «confronta» un mundo «externo» de personas y cosas, haciendo contacto a través de los sentidos. con un universo extraño. Las figuras retóricas cotidianas reflejan esta ilusión: «Vine a este mundo», «Debes enfrentar la realidad», «La conquista de la naturaleza».
Esta sensación de ser visitantes solitarios y muy temporales del universo está en total contradicción con todo lo que en la ciencia se sabe sobre el hombre (y todos los demás organismos vivos). No “venimos” a este mundo; salimos de él, como hojas de un árbol, como «olas» en el océano, como «pueblos» en el universo. Cada individuo es una expresión de todo el reino de la naturaleza, una acción única del universo total. Este hecho es raramente experimentado por la mayoría de las personas. Incluso aquellos que saben que es verdad en teoría no lo perciben ni lo sienten, pero continúan siendo conscientes de sí mismos como «egos» aislados en su interior”.
Basta con quitarte de en medio, no utilizar la palabra «yo», para destapar la falsa ilusión del ego.