No sé si es una casualidad que esta etapa Día Cero coincida con el estudio e indagación del Zen, viniendo antes del Estoicismo. Lo que sí sé empezar cada día que empieza es nuevo, y fascinante.
La mentalidad cinturón blanco, la mente «no sé» o dejar la taza medio vacía para llenarla de cualquier persona o situación, utilizar mucho menos la palabra «yo», limitar las palabras que dispongo a diario, y otras muchas más restricciones, hacks y superhábitos… Todo esto me está permitiendo ver un mundo diferente y fascinante a cada instante. No desde la perspectiva del experto, el maestro o el profesor, sino de la del novato.
Hoy una mujer me preguntó, «¿Qué es lo te fascina?» Y mi respuesta fue la siguiente: «estoy fascinado por casi cualquier cosa; ver como el agua se agita con el viento; una sensación que aparece y se va; un pensamiento que te bloquea; apreciar como una mosca se mueve; darte cuenta cómo las personas observan a otras personas; respirar lenta y profundamente. En definitiva, cualquier tipo de esfuerzo humano, la intención con la que nos inclinamos, la perspicacia con la que pensamos, las palabras que utilizamos… Cualquier momento es fascinante por lo que es, un instante, eso es.»
Y esto es lo que he vivido en esta primera semana del diario de un cinturón blanco, en el episodio 2 de Día Cero:
Cuando ves algo eliges asociarlo a algo que hayas vivido con anterioridad, de esa forma puedes procesarlo con menor dificultad, eso hace que entren en juego el juicio, la suposición y la creencia. Es hay cuando empezamos a evadirnos de la fascinación que ocurre cada segundo.
Vives en algo fascinante por naturaleza
Piénsalo, mejor, siéntelo, cada día es algo cautivador y único, porque un día está compuesto de infinitos instantes fascinantes que no dejan de repetirse de forma distinta y perfectamente aleatoria. Y cada uno de esos días vuelve a suceder después de que acabe este, pero de manera diferente, lo que lo convierte en algo que siempre continuará hasta el final de los tiempos. Hay un orden magistral detrás de este proceso, uno que se escapa a toda comprensión humana.
Por lo tanto, cuando veo algo que ya he visto antes y podría parecer monótono, es como verlo por primera vez, porque encuentras nuevos matices en el rostro de tu madre, en la forma de meditar, en tu escritura, en interactuar con otras personas. No solo que es diferente, sino que es nuevo.
Y aquí estoy, querido lector/a, viendo las cosas desde el punto cero. Estoy en Estados Unidos, en la segunda semana de Día Cero (aquí un resumen del inicio), viviendo un montón de cosas que vivo por primera vez, a pesar de creer que las he vivido antes. Proyectos que se caen, gastos imprevistos, oportunidades que se escapan, expectativas que no se cumplen, deseos surrealistas, falso control, decepción, ira, resistencia a lo evidente… ¿Crees que algo de esto puede ocurrir si está sucediendo por primera vez?
Lo que puedes ver como un peso, es simplemente el apego de lo que tú eres hoy a lo que eras ayer.
Si nos abrimos a esta gran aventura, un día sucederá. Algo pasa todo cambia. Con nuestro despertar el mundo se convierte en algo nuevo y fascinante. O quizá algo pasa y no va con nosotros, pero hasta esto es valioso.
Todo es nuevo, todo es fascinante, hasta lo que crees que no lo es. Día cero.
Atribución imagen: digitearte.