El crítico interno

el critico internoEs sin duda el crítico más exigente, duro, machacador y frustrante. Hablo del destructivo, del cínico, obviamente. Es otra forma en la que el dark side se manifiesta. El crítico interno.

El asunto es, cuando me descuido y bajo la guardia, estoy permitiendo que mi crítico interior comience a lanzarme palabras negativas. Es bastante fácil y probable decirte a ti mismo que eres estúpido o que quizás no eras tan buen como pensabas, o quizás nada bueno en absoluto. ¿Adivina algo? Cuanto más te dices a ti mismo este tipo de cosas, más crees que todo eso es verdad. ¿Qué decir entonces? “Guau, he sido el causante de todo este lío, pero finalmente he conseguido encontrar (o encontraré) la manera de solucionarlo” o “vaya, si no lo hago tan bien como pensaba que lo haría, esto quiere decir que debo trabajar y practicar y pulir mucho más esto para mejorarlo y llegar donde sé que puedo legar” o “a lo mejor es una señal que significa que debería cambiar la manera de hacer lo que estoy haciendo”. Combate tu crítico interno.

Cuenta tus palabras negativas

¿Quieres asustarte? Toma un papel y un bolígrafo o abre una nota en tu Evernote que diga como título “palabras negativas”, llévalo contigo a todas partes. Cada vez que pienses en algo negativo que decirte a ti mismo, apúntalo en la libreta con una marca o si quieres ir un poco más allá, descríbelo. Al final del día, te prometo que tendrás más de 30 marcas o items. Si eres deliberadamente honesto contigo mismo y marcas todas todas, podrías estar cercano a las 100. Ahora, ¿aceptarías eso de una persona externa? ¿Te relacionarías con alguien que te dice alrededor de 100 0 150 cosas negativas en un día? ¿Cada día? Voto por un no.

El golpe más fuerte nunca viene desde una tu crítico exterior, sino del interior. del crítico interno.

Prohibe cualquier palabra negativa desde tu crítico interior hacia ti.

Bloquea tu crítico interno

En ocasiones identifico a mi propio crítico intentando sabotearme, creando ansiedad, inquietándome con el amargo sabor de la derrota. Le escucho decirme cosas como «¿qué sabes tú de eso?», «eres un fraude», «serás el hazme reír», vas a hacer el ridículo» o «un día te quedarás en blanco». Ciertamente, escucho atentamente y trabajo precisamente en todo lo que podría causar esa gran frustración y temor, hoy lo comparto contigo.

Puedes hacer esto tu mismo. Nadie tiene que saber sobre esto. Si no te lo hubiera contado tú no lo sabrías. Inténtalo. Pruébalo, en el fin de semana o en vacaciones y ve trabajando en ello cada día. Merece la pena.

¿Lo hacemos juntos?

Photo credit: Amanda.

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8 comentarios

  1. Como decía un profesor que tenía en la universidad: tu eres tu «mejor enemigo». Puedes ser tu peor enemigo y puedes ser tu mejor amigo a la vez. Puede que la clave sea ser capaz de canalizar y convertir tu peor autocrítica en una oportunidad para desarrollar tus mejores creencias o habilidades.
    ¡Yo me apunto!
    Un saludo.

  2. Donde más he vivido esto y donde combaten también mis alumnos es a la hora de hablar en público. El miedo al ridículo puede ser tal que sabotear la ponencia de antemano es inevitable. Por suerte esto se trabaja y tu propuesta de ejercicio es interesante. Gracias por compartirla.

  3. El ángel bueno en un hombro y un ángel malo en el otro. Yo a mi ángel malo le di forma de hormiga (me horrorizan).Cuando la hormiga mala hace de las suyas y da mucho la lata la mando callar. Roza un poco la locura pero funciona.

  4. Lo más dañino es cuando nuestro critico interno permanece en las sombras. Oculto en la inconsciencia. Juzgándonos sin ser visto. Con ejercicios como el que propones, con teatro o con dinámicas emocionales, podemos descubrir nuestras voces jueces, y ver a que vienen. En realidad no son enemigas, sino fuerzas que nos ayudan a mejorar cuando estamos dispuestas a mirarlas a la cara. Gracias por el post!

  5. Eso es Nacho, gran aportación, necesitamos aprender a encontrar ese crítico, indentificarlo y asignarle un nombre para poder tratar con él regularmente.

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