Te aviso, sin un estilo de trabajo ultraproductivo, autodisciplinado y de impacto, no esperes llegar demasiado lejos. Aquí las reglas a seguir:
No escondas tu trabajo – exponte cada día a un pequeño obstáculo profesional.
Ofrece ayuda voluntaria al menos dos veces al día – cuando veas a alguien que podría necesitarte, no dudes.
Pide ayuda, al menos dos veces al día – hay momentos al día donde estamos atascados, tenemos miedo o estamos perdidos, busca a alguien que te ayude.
Di la verdad – actúa como si cualquiera pudiera leer tus pensamientos. Más vale que tengas problemas fuera que no en tú interior.
Añade energía, no la sustraigas – aparece con una solución, un premio, una idea o un momento de valor, no seas la persona aguafiestas.
Comparte – elige lo más valioso que te llevaste del día anterior, y compártelo (vía online o en persona) con al menos tres personas.
Si no estás orgulloso de ello, no lo hagas. – Haz algo con valores, pequeño por fuera, quizá, pero grande por dentro.
Actualiza tus herramientas. – Usa «funciona«, no «nuevo».
No escondas tus errores. – Haz un sumario mensual con los dos errores más importantes (y aprendizajes/solución) y compártelo con tus colegas, familiares y amigos.
Entiende la artesanía detrás del trabajo que haces. – Pasa un 40% del tiempo aprendiendo sobre cómo mejorar el trabajo que haces.
Conoce las reglas de tu cuerpo y mente. – Experimenta con ambos, casi a diario, para conocer donde pueden estar los límites.
Rompe las reglas de tu potencial humano. – Una vez experimentes cada día y aprendas donde están tus límites, es el momento de ignorárlos y continuar más allá.
Haz y mantén grandes promesas. – Comprométete a hacer algo difícil y de cumplir (pero no imposible) al día, y llévalo a cabo.
Aporta positividad. – Sé esa persona a la que acudir cuando necesitamos un chute de energía.
Permite que otros corran, incluso más rápido. – Averigua la mejor forma de propulsar a la semana los objetivos y sueños de alguien cercano.
Toma responsabilidad. – Di «yo lo hice», actúa como si toda la culpa fuese tuya, así como el mérito.
Aprende algo nuevo. – Programa una acción diaria hacia un interés profesional – y también personal.
Busca y ofrece feedback. – Pide un feedback contundente a la semana, y ofrécelo también.
La autoconsciencia importa más que la productividad. – Aprender a ver un poco más cada día.
Honra tu agenda. – Si tienes prioridades, ponlas antes que nadie, pero después de ti y tu Gran Mañana.
No eres lo que piensas, aunque no lo creas. – Actúa como si nada fuera personal, porque en realidad no debería serlo.
Ve más rápido. – No importa cuanto pienses, importa cuánto acciones.
Camina ligero. – Deshazte de todo lo que te pesa.
Cambia algo. – Cada día pregúntate ¿qué voy a cambiar hoy?
Obsesiónate por invertir en ti. – Dedícate una hora de «cariño» al día.
Tu estilo de trabajo lo define todo, porque con ello crearás un estilo de vida, y a la inversa. Esto va más allá del trabajo, va más allá de la vida de otros, es lo que tu puedes diseñar si te comprometes a ello.