Tenemos una elección, la posibilidad de conectar con dos entornos diferentes.
Mentalidad arriba, hacia delante
Está la mentalidad competitiva “arriba o fuera”, típica de un equipo de fútbol. En cada partido, dependiendo de tu actuación, subirás o bajarás en las preferencias del entrenador. Puedes ser indiscutible o puedes estar en el banquillo, o incluso en el palco.
Ganarás la liga, no si ganas por goleada un partido 20-0, sino si mantienes una regularidad ascendente. Perdiendo menos que otros y ganando más que el resto. Si encajas los menos goles posibles, mientras marcas más goles que tu competidor.
Mentalidad sinecura
Y por otro lado está la mentalidad de la barricada, la sinecura, el sentimiento satisfactorio de que estamos a salvo. O al menos, que nos sentimos a salvo. Esta es mi oficina, mi equipo, mi trabajo, mi profesión, mi título, mi experiencia. Sin embargo, cuando algo entra en juego e interrumpe esa posición aparentemente segura, ¿qué hacemos? Perdemos los papeles. “No toques mis cosas”.
La vida es una sola dirección
En el mundo disruptivo, exigente y cambiante que significa arriba o hacia delante la posibilidad es también una promesa. La libertad a innovar, a cambiar lo que importa, a marcar la diferencia. El requerimiento de ser generoso, de impactar positivamente porque puedes. La opción de dibujar el mapa y cambiar la historia. Entonces “fuera” deja de importar tanto, porque parece como un hacia delante.
El fútbol, baloncesto, hockey, rugby o tenis son juegos que al final suman cero. Deportes finitos de ganador/perdedor. No obstante, la vida es una oportunidad mágica para ir hacia delante, para ir hacia arriba. La única dirección disponible.
La trampa de la seguridad
Mientras, la sinecura no pide otra cosa que conformidad, obediencia y sumisión.
Aquí está la pregunta clave: ¿De qué sentimiento/experiencia/estado te gustaría estar orgulloso cuando miraras hacia atrás? ¿cuál conecta contigo, te desafía o te ayuda a ser la mejor versión de ti mismo?
Cuando te cuentas tu propia historia (algo que sucede casi siempre en nuestra cabeza). La historia de la semana pasada, del mes pasado, o del año pasado… ¿Gira alguna de esas historias sobre lo cómoda y segura que es la vida?
Todo aquello que aprendes está lejos de ir sobre la titulación, experiencia académica o currículum que alguien tiene. La lección depende de ti, está en ti, en cada uno de nosotros, decidir lo que va a pasar ahora y luego. Decidir en quién nos estamos convirtiendo y quién seremos. No estamos en EGB, ni en la ESO, ni siquiera en un MBA, preguntándonos si pasaremos el examen o no y obtendremos el ansiado diploma.
Algo relevante es que:
- Solo 10.000 personas pueden aprender en una de las mejores escuela de negocios.
- La educación ejecutiva vale más que un coche.
- Las grandes estrategias, métodos y grandes avances eran casi secretos.
Ahora, todo esto y más, está disponible a un precio gratis, o casi ridículo, para cualquiera que adquiera el compromiso.
El compromiso de la elección
Ese compromiso no es más que elección. La elección de ser alguien que instiga y contribuye, alguien que sobresale de sí mismo para hacer algo único.
Arriba o hacia delante no es algo que siempre podamos alcanzar. En ocasiones fallamos y nos quedamos cortos. Pero, la alternativa, la elección de quedarnos sentados y desear ser pasados por alto, dentro de nuestro imaginario mundo seguro, eso no es ni siquiera una alternativa a considerar.
En este momento, en este mes, ahora mismo, cada uno de nosotros tenemos la posibilidad de arriba, de hacia delante. La posibilidad de liderar.
Hoy es el tercer día de Stand OUT Program Colombia, educación disruptiva transversal diseñada para ser el turbo que te empuje hacia delante, hacia arriba. En unas semanas en Madrid. Y desde hace un año, también – a medida – para empresas. Así se siente cómo es subir hacia arriba a un ritmo imparable.
Atribución imagen: Andrei Rosca // orlov.nik // Katerina Athanaski.