Hace ya más de 20 días que decidí empezar un nuevo experimento. En esa ocasión, de estilo de vida y desarrollo personal. Uno que no estaba seguro si hacer, por eso mismo no dudé un instante en ponerlo en marcha… Lo titulé Haz lo que Odias en versión corta, y Haz lo que Odias como si lo Amases durante 20 días en versión más larga y descriptiva.
Haz lo que Odias – el experimento
Pues aquí estoy, 30 días después, con un informe sobre lo que he pasado durante y después una veintena de días intentando que todo lo que no me gustaba hacer fuese mi nuevo normal. Mentalizándome de que lo que no me apeteciera hacer fuese lo que obligatoriamente más debía hacer. Asegurándome que encontraba todo lo que no quería hacer para entonces, adivina, hacerlo. Siendo concienzudo y disciplinado en identificar eso por lo que odiaba pasar para entonces ir, vivirlo y en medida de lo posible, amarlo. No pensaba que esto me iba a llevar tan lejos.
En esta ocasión he creado un informe más directo y menos estructurado que de costumbre. A pesar de que he seguido el método científico, lo he dividido en tres partes: antes, durante y después.
Antes “voy a hacerlo” – parte 1
Aquí está explicado el punto de partida de Haz lo que Odias; el por qué empezar este experimento, por qué hacer lo que odias, por qué ir en contra de mí mismo, por qué ir al polo opuesto de donde debería ir. Bueno, en realidad ese y otros “debería” son bastante relativos y subjetivos. Por qué… ¿Cómo sabes si es lo que tienes que hacer o no? ¿Qué guía la decisión de lo que te apetece o no? ¿Cuál es el motivo real de gustarte o disgustarte algo? No están nada claras las líneas que delimitan una realidad u otra en nuestras vidas, aunque parezca lo contrario.
La idea de llevarlo a cabo apareció en navidades, mientras estaba en mi tercer retiro de meditación Vipassana.
Antes no tenía una consciencia tan profunda sobre por qué hacía algo que no me gustaba o por qué lo hacía.
Durante “lo estoy haciendo” – parte 2
En esta sección de Haz lo que Odias primero, encontrarás lo que he hecho día a día durante todo el periodo. Son las acciones que he llevado a cabo, podría decirse que en contra de mi voluntad. Lo que en situaciones normales no hubiera hecho, lo que hubiera evitado, aquello que lo que seguro no hablaría, tocaría o enfrentaría. Cosas que me horripilan, rechazo, odio (palabra demasiado fuerte) o cualquier ítem que no resuena conmigo, por la razón que sea.
Lo cierto, y adelanto aquí una conclusión, es que todo es un espejismo, una gran mentira en nuestra mente. Un prisma que hace que consideremos todo en forma dualista, una dualidad inexistente. Me he dado cuenta de que no hay nada que no me guste, no me apetezca, no quiera hacer, odie o incluso no sepa hacer. Lo único que sucede es que no nos enfrentamos a ello.
20 días haciendo lo que nunca haría
Haz lo que Odias explicado por cada acción que lleve a cabo:
Día 1:
- Salir por Albacete a hacer deporte con pantalones super cortos y sin camiseta, 6º de temperatura.
- Llegar a la habitación y tomar una ducha bien fría.
- Llegar 20 minutos tarde al curso que imparto.
- Llegar después de estar trabajando en el Programa de Excelencia para personas en desempleo de 9am a 00 h y trabajar hasta las 1:38am, precisamente porque quería ir a dormir.
- Dar besos sentidos y abrazos profundos a todos los participantes del PEIG Albacete.
Día 2:
- Despertar una hora más temprano de lo que debía.
- Parar por 25 minutos cuando más enfocado y con energía me sentía.
- Leer en una conferencia.
- Hacer algo que sabía que no tenía que hacer al presentar en una conferencia.
- Quedarme dos horas y media más cuando no quería trabajar.
- Quedarme activo cuando tenía ganas de echar una siesta.
Día 3:
- Quería despertar a las 8am y desperté a las 11am.
- Quería beber agua en la mañana al despertar, así que no he tomado agua hasta las 15h.
- Iba a hacer ayuno de todo el día y decidí romperlo en el momento que entendí que no quería romperlo.
- No quería dejarme influenciar por nadie antes de la charla que he dado en Tarragona y he pedido a una persona que me dijese de qué le gustaría que fuera la charla, entonces la he montado a raíz de esa opinión.
- Quería prestar atención mientras otro ponente presentaba, y lo que he hecho ha sido ponerme a trabajar.
- Cuando he llegado no quería comer antes de ir a la cama, así que he comido y bastante, hasta el punto de no sentarme bien.
Día 4:
- Querer levantarme a las 7am y acabar levantándome a las 11am, estando (despierto) dos horas en la cama sin hacer nada ni moverme.
- Romper mi Gran Mañana y no hacer nada, solo porque tenía muchas ganas de hacerla, sí como meditar (hacía años que no dejaba de meditar así por que así – de hecho desde que empecé en 2013)
- Cambiar radicalmente mi charla en Zaragoza en cuestión de minutos, después de llevar en la mente una dinámica y tema sobre el que iba a girar – improvisar en cuestión de minutos.
- Tener hambre y querer romper el ayuno y no hacerlo.
- Ser invitado a un restaurante con todo el equipo de WITL y tener ganar de ir para pasar un rato con amigos, y decir “no” y venir a la habitación.
- Llevar un baño de agua caliente con sales para relajarme y postergarlo 2 horas para trabajar mientras tanto de 22h a 00:14h.
Día 5:
- No comer ni beber nada desde el despertar hasta el siguiente despertar. Viniendo de un ayuno el día anterior, sobre todo cuando detecté que tenía sed y apetito.
- Querer hacer deporte durante el día y no hacer nada de deporte, en lugar de eso, trabajar más.
- Querer descansar y trabajar.
- Justo cuando más enfocado estaba profesionalmente hablando, parar todo y meditar por 30 min.
- Volver a dar una charla completamente diferente (en San Sebastián) de lo que llevaba en mente.
Día 6:
- Tener frío al llegar a casa, querer encender la calefacción y no encenderla.
- Tomar decisiones que sabía que me perjudicarían.
- Invertir el tiempo en distracciones interrupciones para así no tener tiempo a hacer las cosas que quería hacer.
- Alargar una 1:20h más la 3ª jornada online de seguimiento del Método Ultraproductividad.
Día 7:
- Durante la noche de ayer, necesitaba dormir cómodo, así que me lancé a dormir en el suelo.
- Hoy tenía frío y no me apetecía salir a hacer nada, así que lo que hice fue salir a correr sin camiseta y pantalones – lo más cortos posible. Finalizando con un baño en el mar durante 4:50 min.
- No me apetecía correr por la arena mojada, así que corrí descalzo y además me revolqué por ella.
- Al acabar, durante el día 4 de ayuno, me apetecía romper el ayuno así que he continuado y continuaré hasta que mañana despierte.
- He hecho una hora y media de bicicleta que no tenía prevista, solo porque estaba cansado.
- He incrementado a dos minutos de plancha, abdominal concéntrica y la postura perro boca abajo (yoga) porque quería acabar rápido.
Día 8:
- No me apetecía ducharme antes de hacer deporte en la mañana con agua congelada, pro eso lo hice antes y después.
- No quería ir por las escaleras cuando vine cargado con la compra, por eso subí las escaleras cargado.
- No quería ir en moto (no tengo apenas experiencia) a la sesión de shiatsu, por eso descargué una APP, y alquilé una moto y fui en moto.
- No quería hacer una reunión a las 1:30am, así que la programe para esa hora.
- No quería mantener una reunión e más de 15 min, así que mantuve una de 44min.
Día 9:
- Despertarme a las 7 am y obligarme a estar dos horas en la cama despierto sin hacer nada.
- Dejar de trabajar cuando más lanzado y entusiasmado estaba, y no hacer nada por una hora entera.
- Hacer un baño frío en la noche antes de dormir, en lugar del baño relajante de agua caliente.
- Querer afeitarme la cabeza antes de salir de casa porque ya tenía el pelo largo de unos días atrás, no me gustaba, y entonces lo he dejado sin afeitar y he salido con la disconformidad.
- No querer salir de casa en pijama y acabar saliendo en pijama.
- El compartir esto no me agradaba, así que lo publiqué en las redes sociales
Día 10:
- Despertar a las 6am, meditar, hacer la Gran Mañana, activarme y cuando iba a trabajar, ir a dormir 2 horas más (aunque para algunos esto es un placer, o puede apetecer, a mí no me apetecía en absoluto)
- Buscar las tareas más insignificantes y poco prioritarias del día y depositar el triple de tiempo del que depositaría normalmente, lo cual me ha llevado a una improductividad que hacía años que no experimentaba, hasta tal punto que ha llegado a desestabilizar mucho.
- Estar agotado, emocional y mentalmente por el gran esfuerzo de perder tanto el tiempo y luego recuperarlo, y seguir hasta el final del día (1am) cuando he querido dejar y cerrar el día en cuatro ocasiones.
- He ido a hacer tareas que no tenía para hoy para así desenfocarme.
- He movido las cuatro reuniones de hora casi con no tiempo para reaccionar ni yo ni las otras personas.
- He hecho todo lo posible por desquiciarme.
Día 11:
- Publicar cuatro vídeos seguidos en un día en Instagram era algo que no quería hacer.
- Querer levantarme a las 9am-10am y acabar haciéndolo a las 5:55am.
- No apetecerme cenar y cenar a propósito un gran plato de arroz con verduras, quinoa, huevo y humus con tartas de arroz.
- Tener sueño y querer ir a dormir y quedarme 90 minutos con los ojos cerrando hasta que literalmente no he podido más.
- No querer entretenerme y ver por primera vez cuatro series desde tarde a la noche.
- Quitar el despertador y la alarma y despertar cuando despierte, lo cual me genera una gran incomodidad, por la posibilidad de no madrugar.
Día 12:
- Despertar a las 11am.
- Salir a correr y pasar frío, no estar a gusto, por eso me quité la sudadera y la camiseta para ir con la parte del torso desnuda sobre las 18h.
- Querer sentarme un rato en el sofá sobre las 22h y quedarme trabajando hasta las 1am.
- No querer invertir tiempo en personas que no me aportan y llamar a todas ellas entre 10 y 15 minutos.
- Recibir llamada de operador telefónica y conversar por 20 minutos sin apetecerme.
- No querer responder los mensajes de Instagram hoy viernes y hacerlo durante 1:10h.
- Dejar todo lo que tenía que escribir, proyecto personal, redacciones para textos de varios proyectos, contenidos web y proyecto editorial (1h) para mañana porque me veía mejor para hacerlo, y acabar haciéndolo todo hasta finalizarlo.
Día 13:
- Hacer un segundo día de ayuno cuando me apetecía solo hacer uno.
- Madrugar, hacer mi gran mañana, y estar alineado con la hora, el trabajo y el enfoque, y acostarme de nuevo durante 90 minutos más para levantarme tarde y no estar a gusto con la sensación.
- Cambiar mi rutina efectiva de trabajo y empezar por lo más inefectivo e improductivo.
- Justo cuando más en “flow” estaba, desconectar todo a las 19h y no hacer nada hasta las 01 am, meditar, escuchar música, contemplar y estar tumbado.
- Dejar todo desordenado antes acostarme, a pesar de que me apetecía y quería recogerlo antes.
- Dejar marchar mi propio control sobre la música que iba a escuchar y lo que iba a hacer en ese periodo de “no hacer nada”.
Día 14:
- Vestir de rojo, ir a H&M, comprar suéter rojo, pantalones rojos y pedir unas zapatillas rojas en Amazon.
- Ir a pasear con mi madre y mi abuela en pijama.
- Desmontar todos los muebles que no he querido desmontar en un año, de 16h a 21h.
- Comer fideuá, la comida que he evitado comer durante toda mi vida.
- Ver Sálvame, como, desafortunadamente, me han recomendado en Instagram.
Día 15:
- Había decidido no entretenerme por eso vi Sálvame por 30 minutos.
- Quería ser productivo, por eso fui a comprar un codificador y un cable para ver la TV por 2 horas.
- Quería ir en taxi de vuelta a casa cuando llegue de Alzira a la estación, por eso fui andando hasta, aunque tardé 1:20h andando.
- No fui a tres citas que tenía para por la tarde, por eso no fui.
- Quería tomar un baño relajante, por eso no la tomé.
Día 16:
- No querer responder entre semana a las personas que me preguntan en las plataformas social media, y acabar respondiendo durante dos horas en Twitter durante un día como este.
- No querer responder a 25 preguntas a las 22:05h de la noche, y acabar respondiéndolas todas, de forma meticulosa.
- Querer comer a las 14h y aguantar sin comer hasta las 23h.
- Querer ir al grano en una reunión e instar al cliente que se enrollara todo lo que pudiese y diese todo tipo de detalles.
- Decirme a mí mismo «haz lo que odias» y seguidamente, hacer cinco cosas que amaba.
Día 17:
- Vestir la ropa que más incómoda me parecía y la ropa que menos me apetecía ponerme, y el color de todos que más incómodo me apetecía.
- No hacer el 60% de todas las tareas que quería hacer y tenía programadas.
- No acostarme pronto a pesar de querer acostarme pronto, a las 2am.
- No querer comprobar redes sociales, email y social messaging a partir de las 21h como de costumbre y hacerlo hasta ya en la cama antes de ir a dormir.
- Querer decir “sí” a una propuesta de negocio y acabar diciendo no.
- No apetecerme dar una conferencia gratuita de alguien que probaba suerte, y acabar dando un “sí”.
- No querer iniciar una colaboración con alguien que sabía que no me va a beneficiar y acabar haciéndolo.
Día 18:
- Meditar tumbado cuando me apetecía meditar sentado como de costumbre.
- Despertar a las 7am y volver a dormir hasta las 11am, después de activarme en la mañana.
- Entrar a una reunión de trabajo sin apenas haberme aclimatado en la mañana, nunca hago reuniones hasta que no he trabajado, he hecho la gran mañana, estoy adaptado y puedo dejar que lo externo entre, esta vez lo he hecho a la inversa y estaba muy incómodo, ha habido un momento que he querido hasta salirme de la reunión. Lo he identificado y lo he amado, y he continuado.
- Explicar a los participantes e la reunión la gran incomodidad que estaba sintiendo, algo que no me apetecía en absoluto.
- Querer explotar emocionalmente debido a tres sucesos importantes que sentía que impactaron en mí negativamente, respirar, y no hacerlo, dejándolo marchar todo.
- Cambiar toda la rutina de mi día y mezclarla al máximo posible para poder “desbaratarme” lo máximo posible, porque pienso que no hay nada que pueda apetecer menos.
- Me apetecía seguir trabajando por la noche, por eso a las 22h, a pesar de saber que no había hecho todo lo que debía, desconecté todo.
Día 19:
- Mi preferencia era madrugar, me levanté a las 6am, hice la Mañana Épica, exposición al agua fría, todo mi trabajo cognitivo, y justo cuando estaba listo para trabajar, he parado durante 100 minutos, dejando que toda la agenda se corriera y sintiera la sensación de que llegaba tarde.
- Hacer llamadas y envío de emails de seguimiento y ventas a personas interesadas para Inconformistas microMBA, algo que identifiqué que nadie había hecho, no me gusta hacer, no quiero hacer y se tiene que hacer.
- Quería desconectar a las 21h y aquí estoy a las 1am sin parar.
- Quería disfrutar de estar en casa, y me forcé a salir cada dos horas desde las 14h en adelante hasta las 22h.
- Quería trabajar en el regalo de mis amigos para su cumpleaños y no he hecho nada.
- No quería poner en marcha una idea que había tenido esta mañana meditando y me he obligado a depositar tanto tiempo como fuese necesario para llevarla a cabo.
- No quería recibir llamadas telefónicas y me obligado a llamar cada 15 minutos a personas con las que no hablaría.
- No tenía nada de ganas de grabar el podcast hoy y lo que he hecho ha sido grabarlo.
- No quería hacer una clase de Taichi de 5 minutos a las 00:45h y entonces he hecho una de 20 minutos.
Día 20:
- Dar consejos solicitados como si fuera un médico, empezar a dar rectas de qué debes hacer otros.
- Quedarme hasta las 1:30am trabajando en unos proyectos para amigos cuando quería estar en la cama pronto.
- Grabar unos vídeos de trabajo hoy sábado por la tarde cuando me apetecía grabarlos el martes.
- Cenar pizza cuando no me apetecía cenar nada.
- Hablar por hablar durante 30 minutos cuando me apetecía estar en silencio.
- No dormir siesta cuando me moría de sueño y me apetecía.
- Gastarme dinero en comprar cosas que no me apetecía y no necesitaba.
Claro, antes de empezar este experimento te hubiese dicho que son cosas no haría en una situación normal, pero lo mejor es que ya nada es normal. Ahora considero cualquier cosa, que tenga una mínima lógica, y que no pongan en peligro inminente mi vida ni la de otras personas.
En este post, escrito a los 13 días de experimento, me sinceraba sobre lo que estaba viviendo, cómo me sentía y qué estaba cambiando en mí. Básicamente y en resumen, más ecuanimidad, más neutralidad, más autoconsciencia, determinación y una gran eliminación de juicio (interno y externo), dudas y limitaciones.
Haz lo que odias, claramente.
Después “lo he hecho” – parte 3
Primero, y empezando siempre con el fin en mente, al terminar cada día, grababa las impresiones de lo que había hecho, qué había sucedido y cómo estaba actuando y reaccionando. Todo ello lo he unido día por día, más el vídeo final, y he publicado una especie de informe/documental que narra el transcurso del experimento Haz lo que Odias. Aquí va:
¿Cómo lo ves?
Conclusiones sobre el experimento Haz lo que Odias
Todo lo que parece que odias es una película que te cuentas a ti mismo para no enfrentarte a la realidad. Ejemplo: ver Sálvame (durante 30 minutos) puede llegar a gustarte, sobre todo porque te ayuda a darte cuenta de lo que una cultura mediocre y vulgar representa.
Hacer lo que no te gusta es igual que hacer lo que te gusta, la diferencia no es solo la preferencia por hacer algo más o menos alineado tu sistema de gustos. No, la diferencia está solo en una etiqueta llamada “me gusta” y en otra que dice “no me gusta”. No te gusta levantarte a las 3am pero sí a las 12h, o al revés, pero la estadística dice que vas a pasar por los dos extremos, y cuando lo hagas vas a sufrir. En cambio, si no diferencias entre un extremo y otro, ¿cómo puedes perder? No puedes.
Tus preferencias, favoritismos o gustos son lo que puede estar impidiendo que estés destacando en un trabajo o excediendo expectativas con familiares o clientes. Principalmente porque te ciegan, te ponen una venda sobre tu capacidad de considerar como válida cualquier perspectiva. Aquí tienes una buena puerta hacia la sabiduría práctica.
Querer o no querer es irrelevante si es necesario para tu alma. Y tú sabes cuando lo es, si lo ignoras, padecerás.
No hay límites para aquel que no sabe cómo parar. No hay barreras para la persona que no las tiene. Tampoco obstáculos cuando no sabes que se llaman de esa forma.
Haz lo que odias y nunca más volverás a tener que preocuparte por un problema. Haz lo que no te gusta y dejarás de estar angustiado por obtener lo que te gusta. Haz lo que no quieres hacer y nada podrá impedir que consigas lo que quieres. Empléate, por puro deleite, en lo que no te apetece y perderás la noción de la preocupación.
Amigo, amiga, lector, lectora, haz lo que odias. Repito, haz lo que odias, y hazlo a diario, a varias veces, al principio cuesta. No es nada apetecible, pero te vas dando cuenta que puedes hacerlo, entonces, te empieza a gustar, y es ahí cuando harás que suceda todo lo que necesitas hacer y no haces por que no te gusta, no te apetece o no quieres hacerlo.
Haz lo que odias como si lo amases, porque no tienes otra si quieres sobresalir.
Haz lo que odias durante 10 días y verás lo que sucede.
Atribución imagen: Looker Media.
4 comentarios
Que poc trellat
¿Cómo crees que podría tener más sentido para ti? Nos interesa saber.
Saray – equipo IG.
Es imposible leer nada cuando salta publicidad de tu libro cada diez puñeteros segundos
Hola, soy Saray, ayudo a Isra ahora que está en su experimento de desconexión, gracias por tu feedback, ¿consideras que aparece muchas veces? Si es así lo solucionaremos.