Esta es la historia sobre autodisciplina de hoy…
Son las 4:35am, estoy cansado, más bien agotado, llevo desde las 7am en pie. Estoy en Miami, acabo de llegar a mi habitación después de un taller sobre Alto Rendimiento Holístico que empezó a las 2pm. El objetivo era terminar sobre las 22h, el trabajo ha sido tan intenso y comprometido por parte de los 17 asistentes, que nos hemos olvidado del tiempo.
¿Sabes por qué estoy escribiendo esto? Porque no me apetece hacerlo. Escribo estas líneas porque me gustaría estar durmiendo. Te estoy contando esto porque prefería no hacerlo, es más cómodo saltarme el compromiso de hoy, total es un post más. ¿Qué más da? Nadie se va a percatar, a ti no te va a suponer nada Isra. Nadie te va a pagar por ello, no marcará la diferencia, puedes dejarlo pasar.
Salvo que no voy a dejarlo pasar. Importa porque estás leyendo y yo estoy escribiendo. Créeme tengo todas las «papeletas» para no escribir esto, por eso he decidido hacerlo. Mi mente va lenta, mis sentidos están algo colapsados, mis emociones abrumadas, pero mi alma vibra y me hace seguir más allá de cualquier límite lógico.
Es en los días como hoy, cuando he conectado con tanta gente fascinante, cuando he compartido tanto, cuando he aprendido tanto, he dado tanto y he recibido tanto. Es en estos días justo cuando no tengo la necesidad de hacer algo más, cuando es el mejor momento para ir más allá.
Esa es la grandeza de la actitud imparable, que no se detiene ante nada. No esperes una razón comprensible, es absurdo, pero es imparable… Sigo escribiendo, y lo hago sonriendo porque sé que, desde lo más profundo de mi ser, seguiré hasta que no pueda más.
Esa es mi historia sobre autodisciplina de hoy. Poco sexi, mundana, pero implacable y liberadora.
Ahora voy a dormir sabiendo que he ido un poco más allá de lo que podía ir.
Atribución imagen: Aristocrats – Hat.