Tanto los profesionales independientes como los pequeños negocios, piensan que la excelencia en ejecución y servicio no tiene porque ir con ellos. Se convencen de que esta grandiosa arma (de doble filo) es para aquellos que trabajan con grandes marcas y manejan presupuestos voluptuosos. Una de las primeras cosas que sacrificamos casi siempre en virtud de productividad, bajo coste y cumplir plazos, es la excelencia. Que nada tiene que ver con la perfección. Es curioso ver como muchos piensan que ser brillante es un lujo para unos pocos, que podemos ser brillantes solo cuando tenemos una cartera de clientes abundante o cuando ya no nos tenemos que preocupa o por la competencia o de encontrar los clientes adecuados.
Web series #2 – Disrupt Everything
En un mundo donde hay más facilidad que antes para reemplazar cualquier servicio, producto, persona y relación sin la excelencia estamos abocados a la peor de nuestras suertes. La parte fácil, es que ser excelente como persona o como negocio es cosa tuya.
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La excelencia en su desmesurada medida
¿Realmente pensamos que la excelencia no es para nosotros? La excelencia está unida a la grandeza, ambas están dentro de cada ser humano. La cuestión es si decidimos sacarlas a la luz o no. No es difícil ser excelente, como no lo es ser mediocre. Una de tus obsesiones debería ser que trabajos, proyectos, consultorías y conferencias, tengan una dosis importante de excelencia. Toda la que pueda, y eso es:
- Recomprobar el trabajo en tres ocasiones.
- Hacer algo más que el cliente pidió (sin coste adicional)
- Extender el compromiso a «casi ilimitado».
- Realizar una acción no esperada y que pueda sorprender positivamente.
- Cumplir los plazos con exactitud, ni un minuto más, ni un minuto menos.
- Adelantarte al imprevisto, preverlo y aplacarlo sin la necesidad de alardear.
Muchos de nosotros olvidamos que uno de los beneficios de la excelencia es que te aparta del resto y te sitúa en un nivel donde no muchos están. Es en ese nivel donde los beneficios y crecimiento sucede. Esto ocurre porque abandonas la fase: «soy como el resto y obtendrás parecido a lo que obtendrás con el resto» para entrar en la fase: «no has visto muchas alternativas iguales a esta y vamos a encantarte como pocas veces has sido encantado». Para alcanzar la excelencia, hay dos pasos primordiales:
- Definir qué acciones podrían crear excelencia en tu negocio, familia o relación.
- Implantar de forma directa todas esas acciones.
Solo dos pasos.
Arwork: Charlie Abad Estudio.