La meditación Zen: cómo descubrir la naturaleza Buda en nosotros mismos

Si alguien nos preguntara cuál es la lección más importante que el Zen tiene que ofrecernos, diría que es el Zazen (siéntate).

Eso es lo fundamental, de hecho la palabra Zen deriva de la palabra China Qiang, que proviene de la palabra en sánscrito Jhana, que significa meditación, así que eso es Zen meditación.

Según lo que he aprendido de John Daido Loori (Roshi), así como de Dae Bong Sunim, Soeng Hyang, Terry Cronin (en el retiro Kyol Che) y recientemente de Tim Lerch y Chocobuda (las últimas entrevistas para el podcast), este es el proceso para practicar la meditación Zen:

1. La posición del cuerpo

La primera cosa a la que prestar atención es la posición del cuerpo. Principalmente porque el mismo comunica, lo hace de forma exterior, pero también lo hace hacia tu propio lenguaje de tu cuerpo, y podrías no darte cuenta de ello. Aunque según la postura de tu cuerpo, puedes crear un estado de consciencia. Por eso es importante la postura en posición Zazen.

la meditación zen y zazen y la naturaleza buda

Por diferentes razones, sentarnos en el suelo es la posición más estable, porque el cuerpo permanece estable y cuando crea una especie de efecto trípode con las dos rodillas y el trasero tocando el suelo. Es entonces cuando se forma como una pirámide, esa es la posición más estable que existe.

Entonces usamos un cojín para subir las caderas unos centímetros más. Eso consigue que empujemos el peso hacia delante para que las rodillas toquen el suelo, y mantengamos la espalda recta, eso es clave.

Mantenemos la espalda recta imaginando que nuestra cabeza se estira hacia el techo, si te estiras de esa forma y entonces, permites que los músculos se relajen, tu cuerpo se colocará en una posición muy cómoda con la espina dorsal recta. Para una mejor comprensión, si te examinaras a ti mismo desde el exterior, te darías cuenta que en la zona lumbar de la espalda hay una ligera curva, de forma que el estómago queda significativamente empujado hacia delante, esa curva es la que consigue el diafragma se libere para entonces empezar a funcionar como debe, lo que nos lleva a la siguiente parte.

2. La respiración (parte 1)

La respiración, la cual ocurre en la parte más profunda de los pulmones, a través del diafragma que sube y baja con cada respiración. Esto es lo que se conoce como postura, cuerpo y respiración.

3. El mudra (las manos)

Ahora vamos a colocar las manos en el mudra cósmico, el cual se forma con tu mano activa (la derecha) sosteniendo la mano inactiva (izquierda) con los dedos gordos tocándose entre ellos. Descansando en los muslos, de esa forma se consigue una especie de óvalo.

Este mudra posee la tendencia de llevarte hacia dentro, Zazen opera como un paso hacia atrás. Es una forma de entrar en tu interior, estudiar el “yo”.

4. Cabeza y barbilla

Así que con la espalda recta, la barbilla metida hacia dentro, con la atención puesta en esta postura, de lo contrario la cabeza cae hacia bajo.

5. La respiración (parte 2) y el centro

La boca está cerrada, la lengua presionada levemente, eso evitará que salives. Respiras por la nariz, los ojos están semicerrados, la mirada dejada caer, de forma que la mitad de tu párpado cubra el ojo. Todo ello mientras miras al suelo como a poco menos de un metro frente a ti.  Al hacerlo te darás cuenta que pararás de ver lo que estabas viendo, detendrás el procesamiento de información, tus ojos seguirán abiertos, seguirás viendo, pero no procesarás, a menos que suceda algo inusual. Mientras estás en Zazen no entrarás en trance, porque la consciencia siempre estará ahí, pero no activa, porque no hay nada que activar. Estaremos creando una atmósfera donde no hay nada que estimular o iniciar el proceso de pensar, excepto lo que ocurre en tu mente.

La siguiente cosa que hacer es depositar la atención en el Hara (o bajo Dantian), que es el punto como dos o tres dedos debajo del ombligo, el centro físico del cuerpo, y también el centro espiritual del cuerpo. Así que pon tu mente y tu atención ahí.

Siguiente paso, tan pronto como respires lo que harás será imaginar la respiración llegando al Hara y volviendo al Hara, por supuesto que no vuelve al Hara, porque el Hara es la víscera, dos o tres dedos debajo del ombligo, pero solo imagínalo para facilitar la respiración.

Cuando respires, solo presta atención a la propia respiración, no lo conviertas en una abstracción, si no conecta con ello. Sé consciente sobre la sensación táctil de la respiración, siente el frescor de la inhalación en la parte de atrás de la garganta. Cuando esto ocurra, sigue el aire hasta el Hara, y siente la calidez de la exhalación. Avisarte de que si permaneces en contacto con esa sensación de respiración táctil, observarás una menor tendencia a involucrarte en el proceso de la formación de pensamientos.

La meditación Zen es bailar con Buda

La clave de todo lo que obtenemos con el Zen, es que todo lo hacemos nosotros mismos. Es la sabiduría que no tiene profesor, la sabiduría con la que naciste y es inherente, es un proceso de descubrimiento. Y el Zazen el medio a través del cual el descubrimiento va a suceder. 

Este proceso (la meditación Zen) podría ser la cosa más importante que hagamos en nuestras vidas; la experiencia directa de uno mismo más allá del condicionamiento. Es el principio de un proceso, el proceso de ser verdaderamente humanos, de descubrir nuestra naturaleza humana, la naturaleza de Buda (la cual está dentro de todos y cada uno de nosotros) y eso no es ninguna broma.

A mis 38 años sigo aprendiendo, cinturón blanco.

Extra: un complemento a la meditación; escucha aquí la entrevista (en Español) que realicé a Wim Hof – aquí en vídeo.

Atribución imagen: Peter Thoeny.

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