Es frecuente encontrar a líderes, profesionales, autónomos, empresarios y emprendedores con el deseo de crear su mejor versión. Eso salió anteayer, repetidamente en un conversatorio sobre las claves de la economía disruptiva, que organizamos desde Stand OUT Program para la Revista P&M. También fue un denominador común ayer, en el primer día de SOP Colombia 2019, cuando creamos una alianza con cada participante.
Creo que la idea, o creencia, es errónea, no buscamos o aprendemos cómo ser nuestra mejor versión, entrenamos para ello. Creamos un estado mental, físico, emocional y espiritual para que esto ocurra. Es un método más que otra cosa.
La mente es un músculo
Me he entrenado como un atleta de alto rendimiento en endurecer mi mente de forma que pueda hacer las cosas sin sentirlas.
He entrenado en desarrollar una musculatura emocional, cognitiva y espiritual que me aparte de estar triste, de vivir apasionado, desear, generar expectativas o sentir apego.
He entrenado para no ser herido, para no juzgarme, ni para que otros me juzguen. Me he preparado para huir del placer banal y mezquino.
¿Siento pereza? sí. ¿Cansancio, tristeza, miedo, complejos o inseguridad? claro que sí. ¿Siento dudas, cólera, envidia, culpabilidad o resentimiento? Por supuesto. ¿Y fastidio, impaciencia, indignación y hostilidad? No hay dudas.
Siento todo eso y más.
Sin embargo, nada de eso tiene el poder de ser mínimamente una fuerza dominante en mi vida, porque me ejercito a diario para que así sea.
La mente es un músculo.
Entrénate cada día
La mente es un músculo. La emoción es un músculo. El alma es un músculo.
Así que lo que hago es ponerme en la línea de fuego tanto como puedo para poder entrenarlo de diferentes formas. Es por eso que creces, y es entonces cuando dejan de afectarte todas las cosas que antes te volvían loco.
Es entonces cuando todo lo que te trastoca deja de hacerlo.
Una cosa para no confundirte, no es que seas invencible, es que estás bien entrenado.
No negocies – contigo mismo.
Llevo dos décadas viviendo esto: voy, digo, hago.
No hemos llegado aquí para debatir con la parte destructora de nuestra mente.
Hay mente, hay alma, y hay espíritu.
Y si presto atención, demonios, sé cuando mi alma me empuja. Entonces, si digo, que voy a ir y saltar, voy y salto. No estoy aquí para tener una discusión con ella.
Tienes esa habilidad, solo tienes que verla y practicarla, entrenarla.
Tienes que decidir que vas a tener el control. Que vas a hacer lo que quieres hacer.
Impón la autodisciplina, la fuerza de voluntad y usa el control de tu mente para mover tu vida hacia donde quieres ir.
Atribución imagen: Chema Concellón.