Cada vez que interactúas con alguien, o te haces más útil (justificando por qué merece la pena prestarte atención) o estás casi robando un recurso muy valioso: la atención de alguien. La atención es uno de los recursos más preciados y escasos de esta economía disruptiva. No admite devoluciones y siempre es limitado. Por eso es necesario practicar el marketing de permiso.
Los que hacen spam no ganan atención ni por asomo, y eso es porque no muestran respeto alguno (y menos empatía) por nuestras necesidades. Lanzan mensajes, exigen nuestra atención, solo hablar ellos, quieren ser escuchados todo el tiempo. A corto plazo obtienen atención. Sin embargo, a largo plazo, acaban siendo ignorados – algo que repercute en su vida personal y profesional.
Marketing de permiso
El marketing de permiso que Seth Godin creó ya hace años (aquí el libro), podría ser la solución. Este tipo de marketing es algo opuesto a chillar para obtener la atención de otros. En lugar de eso, el marketing de permiso significa compartir mensajes relevantes, humanos y útiles con esas personas que quieren saber de ti. Parece que funciona porque está construído bajo los pilares de la confianza, la integridad, el respeto y el impacto positivo.
Practicar el marketing de permiso es simple: estás comprometido o no lo estás. Si de verdad permaneces humano, que al final es la clave, y entonces, estás dispuesto a compartir tu atención y ver si puedes mantener tu promesa y elevarla. Entonces, estás listo para escuchar. Estás en posición para darnos una oportunidad, porque algo que viste en nosotros te hace creer nosotros.
El reto está en entender qué precio pagarás a corto plazo. Ganar atención cuesta esfuerzo y tiempo. Requiere perspicacia, consistencia, coherencia y tiempo probar que puedes responder a tus promesas, una y otra vez. El mismo tiempo que necesitan las personas para empezar a hablar sobre lo que hiciste por ellos.
Piensa sobre una marca a la que te sientas leal, pregúntate:
¿Cómo te sientes cuando te suscribiste a su newsletter? ¿Qué piensas sobre su habilidad de responder a sus compromisos? ¿Por qué y cómo es diferente su comunicación frente al resto de opciones?
Esto es lo que significa hacer marketing con alguien, en lugar de marketearles a ellos. La pieza maestra es crear un grupo de personas que te echen de menos cuando no estés. No tiene que ser un grupo amplio, todo lo contrario, entre veinte y cincuenta personas es lo ideal.
¿Cómo crees que podrías aplicar esta técnica llamada marketing de permiso a tus productos os servicios?
Atribución imagen: Ignacio Ferre.