A menudo olvidamos que todo empieza en un mismo. En una simple pregunta, personal, interna. Cuestionar quien eres, qué haces y cómo lo haces. Entonces, pregúntate por qué:
- Piensas primero de manera catastrófica.
- Reaccionas a los problemas y no te anticipas a ellos.
- Crees que vivimos la peor crisis de la historia.
- Quedas enganchado a la TV.
- No emprendes el viaje que siempre has deseado.
- Construyes el profesional que imaginas.
- Vives la vida que eres.
- Prestas demasiada atención a los consejos.
- Te enamoras siempre de la persona inadecuada.
- No cuestionas las órdenes cada vez más frecuentemente.
- Trabajas en algo que pague el proyecto o la idea que tanto te quita el sueño.
- Sigues el manual de quien admiras.
- Te preocupa tanto complacer a tus padres.
- No sobresales más menudo.
- Colocas la culpa sobre ti y no sobre el resto.
- Huyes de la incertidumbre.
- Haces más deporte.
- Te importa tanto esa critica.
- Respondes a ese troll.
- Depositas todas tus esperanzas empresariales en lo que Facebook o Twitter puede hacer por ti.
- Estás leyendo ese post.
¿Por qué haces lo que haces?
Photo credit: Erin Polito.
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