¿Cuanto tiempo pasas creando reclamos y cuanto tratando de escuchar y fascinar a la gente que ha llegado hasta aquí por ti?
Imagina, hacer una promoción para que tus clientes prueben tu producto y después darte cuenta – por las reseñas negativas de esos mimos clientes – que ese producto tenía deficiencias importantes.
Envías un email marketing con un descuento potente y atractivo para tu próximo webinar. A los dos días un amigo que estaba suscrito te dice que el botón de acción estaba mal configurado y llevaba a los usuarios a un error 404. Claro, los suscritos no te lo dijeron.
Invitas a alumnos potenciales a vivir un MBA por un día en tu escuela de negocios, llega la hora de empezar y el profesor aparece o llega tarde.
Inauguras tú cafetería orgánica, haces una promoción poderosa a través de Facebook y Twitter, contratas a una persona que gestione los esfuerzos digitales. Los clientes llegan, logras encantarlos con tu trato y cuando van a conectarse al punto de Internet que proporcionas para compartir su experiencia, el WIFI no funciona.
Construyes el mejor sitio web de la industria del calzado, con el mejor ecommerce y las tecnologías de generación de leads y social CRM más avanzadas, todo apunta a que vas a romper el mercado y vas a despuntar las ventas drásticamente. A los cuatro meses te enteras que sigues en mismo punto. Los pedidos del ecommerce van a un email que alguien ojea semana a semana y atiende hasta donde le permite su jornada laboral. Los zapatos llegan equivocados de talla y modelo.
La calidad de la comida de tu restaurante está fuera de toda duda, sólo alimentos de primerísima calidad, has invertido mucho en que el cocinero y su equipo sean inigualables, has hecho lo que fuera necesario para que el management esté altamente cualificado y que el metre sea de clase mundial. Sin embargo el staff es rudo y no busca la conexión, sólo ser pagado a final del mes.
Tu club es catalogado como el mejor del mundo, cuentas con un director artístico que es un auténtico genio, has realizado unas negociaciones brillantes para traer a las mejores fiestas del planeta. Los artistas te aman porque los haces sentir únicos cada vez que van, los managers son consentidos, el sonido es el más caro que pudiste conseguir, pionero en avances tecnológicos. Genial, pero cuando un cliente se sale de la cola accidentalmente recibe un fuerte empujón de un staff de seguridad que no muestra señal alguna de respeto o educación. Luego, dentro, haces que la audiencia soporte la subida del IVA en el coste de la entrada o las copas.
Acaban de nombrar a tu agencia uno de los mejores lugares del sector para trabajar. Os premian, cuando llega el día subes tú y nadie más a recoger el premio.
Haces las mejores hamburguesas de la zona, no tienes competencia, todo el mundo lo sabe. Tú el primero, trabajas duro para que así sea. Cuando un cliente habitual aparece, no logras recordar su nombre.
El reclamo es la capa que cubre la brillantez de tu producto o servicio, tu marketing interior. Cada vez que tus resultados fallen, busca en el encantamiento.
Photo credit: MaxProfitMedia.
Un comentario
Me encanta como tratas el tema del encantamiento. Coincido plenamente contigo. Sin encantamiento, el producto o el servicio pasa a ser «uno más». Un saludo.