Sé obsesivo.
Cada día es algo que tengo más claro. La obsesión es buena. Matizo, la obsesión por crear algo que genere un efecto positivo en personas o empresas es genial, es una gran herramienta. Merece la pena ser obsesivo siempre y cuando lo que te obsesiona pueda producir un beneficio a la sociedad, y a ti mismo.
Sé obsesivo en casa
En casa nos educan para que seamos comedidos, no puedes ser un descarado, pero tampoco puedes quedarte callado todo el rato. Nos educan en saber cómo estar en la media, no te desmarques mucho hacia delante, ni mucho hacia detrás. No seas el más listo, pero tampoco el más tonto. No des muchos dolores de cabeza, pero tampoco permanezcas en silencio.
La alternativa: hacer todo lo contrario. Sé obsesivo con aquello que te haga feliz, videojuegos, baloncesto, leer, escribir, jugar con figuras de acción, lo que sea. Céntrate solo en esos momentos que te producen satisfacción. Es posible que tu estado de flow más pronunciado haya sido ese, tú de pequeño, haciendo lo que más alegría te producía. Recuérdalo y dime si me equivoco.
Sé obsesivo en el colegio
En el colegio nos entrenan para no ir demasiado lejos, solo un poco está bien. Si hay una marca deportiva en tu colegio, es para que sepas que esa es la marca límite, no puedes pasar de ahí. Empiezas a conocer los límites, muy abajo y muy arriba. La regla de oro es que debes aprobar todo, debes ser más o menos bueno en todo, equilibrar tu conocimiento. Incluso aunque no importe. Necesitas saber practicar bien algún deporte, leer bien, escribir bien, hablar correctamente, presentar de forma adecuada, y tener un comportamiento bueno.
La alternativa: aíslate de cualquier cosa que te genere el mínimo conflicto con lo que te hace olvidarte del mundo. Ignora profesores que te restan, apártate de compañeros escépticos. Elimina cualquier barrera que genere estrés y esté desalineada con la única cosa que te interese (por ejemplo, el Tenis, el ajedrez o las matemáticas)
Sé obsesivo en la universidad
Llegas a la universidad, y cuando llega el momento de obsesionarte por algo que podría apasionarte, te dicen que antes de centrarte en desarrollo de negocios, hay más cosas que deberías saber y profundizar. Debes especializarte un poco de todo. Empiezas a practicar cosas que son de todo menos críticas para aquello que te gustaría hacer o ser. Te das cuenta de que más del 80% de lo que haces es irrelevante y no mantiene conexión alguna con lo que en realidad arde en tu interior. Si haces un MBA especialidad, te dirán que el mejor profesional es el especialista, incluso aunque después de todo este tiempo, hayas sido disuadido de especializarte en algo. Es bastante paradójico, porque ese fuego que ardía por dentro está medio apagado, confundido. Claro, has sido zarandeado por tantos mecanismos de mediocridad, que ya no sabes en qué dirección ir ni sobre que ser obsesivo.
La alternativa: céntrate en las materias que están conectadas con tu obsesión (o pasión desenfrenada) independientemente de las notas en los exámenes. Si no funciona, deja la universidad y persigue esa obsesión como si tu fuera la vida en ello. Porque en realidad así es.
Sé obsesivo en el trabajo
Cuando por fin encuentras un trabajo, resulta que no tienes ni idea de la especialidad que deberías estar ejercitando. Has hecho tantas cosas inservibles, has pasado por tantas etapas de lavado de cerebro, que estás más confundido que estabas cuando tenías uso de razón. El trabajo es la culminación de la absurdez en creencias con la que has crecido.
La alternativa: obsesiónate solo en ese trabajo que sabes que te fascina y estarías dispuesto a hacer incluso gratis. Hazlo día y noche, sin parar. Prueba-error, una y otra vez, mejora, repite, intenta diferente. Tienes que ser obsesivo en aquello con lo que quieres despuntar en tu profesión, negocio, servicio o emprendimiento. No por el dinero, no por el éxito o la fama, sino porque te lo debes, y nadie más que tú lo hará de esta manera.
Sé obsesivo, todo lo que puedas
Conozco a muchas personas obsesivas, tienen su lado enfermizo, incomprendido, insensato, solitario y a veces hasta estúpido. Podría ser, pero eso no es tu problema, es el de ellos, porque así lo eligieron. Ninguno de los que conozco está a disgusto con la decisión tomada. Todas estas personas están ayudando a miles de personas, todo porque un día decidieron ser obsesivos por algo.
Lo bueno de la obsesión es que después, encontrar el equilibrio es un proceso más rico, completo, interesante y pleno. Sí, y más fácil. En cambio, a la inversa va a doler mucho.
Sé obsesivo primero.
Atribución imagen: Benoit Tremblay / Alexis Nyal.