Podrías ser (y serás) rechazado

Podrías ser despedido. Claro que podrías. Podrías ser rechazado. Por supuesto que podrías.

Podrías no encontrar trabajo en mucho tiempo. Ciertamente.

Podrías cumplir tus metas solo si estás dispuesto a alcanzarlas.

Podrías decidir dónde quieres ir, y entonces no llegar.

Podrías caer enamorado con la visión de un futuro y entonces descubrir que no sucede.

Podrías intentar algo y entonces descubrir que has fallado.

Podrías ser la persona más apasionada, motivada e inspirada del lugar y entonces darte cuenta de que eso no te mueve del lugar en el que te encuentras.

¿Cuánto dolería todo eso? Mucho, lo sé.

¿Cómo de doloroso sería tener esos sueños, esperanzas, expectativas, esas decisiones y ese amor, para que un día descubras que todo ese esfuerzo podría haber sido para nada?

Por supuesto, nada es por nada. De hecho, esas metas, esperanzas, esas decisiones, ese amor, ese coraje y determinación, son la base de un camino que merece la pena perseguir hasta caer exhausto. Eso es lo que nos hace sobresalir.

Esto está inspirado en el trabajo que hago a diario. Esta es la base de lo que hoy me encuentro haciendo en Alicante.

Seguro, las probabilidades están contra ti, pero pienso que evitar explorar algo es una reacción perezosa y mediocre. “¿Seré lo suficientemente bueno?” «¿Entraré?” “¿Seré elegido?”, «¿Encontraré trabajo?», «Haré algo de provecho con mi vida?», «¿Servirá?»… No son preguntas la mitad de buenas que “¿Merece la pena intentarlo?»

Mi consejo no-solicitado; no intentes hacer algo solo porque puedes hacerlo, pero sí, intenta algo que te importe, algo por lo que merezca el esfuerzo soñar y respirar.

Podrías ser rechazado. ¿Y qué, cuál es el problema?

Ser rechazado desde dentro o desde fuera

Permíteme que haga una distinción esencial aquí:

Hay una gran diferencia entre el coste interno de ser rechazado (te sientes frustrado, poco valorado, sientes que has fallado, o crees que eres un fraude), y el coste externo.

El coste externo podría ser el tiempo que empleaste trabajando en algo que no funcionó. Podría ser que ofendiste a alguien por preguntar de manera equivocada, o por spamear, o por ser egoísta y prepotente. Y eso podría significar que malgastaste una oportunidad por tener una ambición tan grande o por tomar un atajo, cuando lo que en realidad importaba era destacar y tener éxito a largo plazo.

El trabajo que hago – y que mañana empieza en Alicante junto a un puñado de desempleados valientes – va sobre el coste interno, el que lo cambia todo para siempre. Así que es fácil convencernos del fallo antes incluso de que suceda.

Salta al abismo, es la única comprobar su profundidad, y qué es lo que hay en ese vacío.

Escribo esto desde el Programa de Excelencia para Desempleados. Una iniciativa de impacto social que intento por primera vez. Podría no haber funcionado. Podría haber sido rechazo. Es posible que hubiera tenido que abandonar. Podría haber perdido las ganas, o podría haber sido disuadido por el verano y la buena vida. Total, no gano nada con esto.

Los participantes podrían no haber aparecido. Podrían haber desestimado la oportunidad.

¿Pero sabes qué? aparecieron y saltaron lejos, a pesar del rechazo.

ser rechazado

Atribución imagen: Business World Alicante.

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