Quizá sientes que debes establecer márgenes y diseñar soluciones para progresar en tu trabajo, proyecto u organización, aunque quizá parezca que si haces eso puedas desmarcarte del trabajo en equipo o ser visto como un vago desconsiderado. Es una línea fina, muy fina, para andar. Creo que tengo la solución para lograrlo.
Es importante que cuando trabajas en equipo o con tu jefe o con colaboradores, haya un sentimiento de confianza y de que puedes mantener conversaciones puntiagudas. Podría haber también un sentimiento de resentimiento, al sentir que pueden aprovecharse de nosotros por tener las cosas muy claras. Presta atención a ti mismo y a aquello de lo que te das cuenta.
Voy a contarte cómo re-equilibro mi trabajo sin parecer como si estuviera eludiendo mis responsabilidades. Más bien todo lo contrario.
Reestructura el problema
Cuando estés sobrepasado por tu trabajo y otros no paren de pedir más de ti, es natural sentir cómo si estuvieran aprovechándose de ti. En lugar de eso, elige elegir esa situación como una marca de confianza en ti y en tu habilidad para conseguir resultados, hacer que las cosas sucedan o cubrir una necesidad. Cuando cambias la narrativa hacia un escenario más positivo, entonces ya puedes trabajar mejor hacia una resolución buena para todo el mundo.
Permite ver el todo
Es también una buena idea observar en un contexto más extenso esas situaciones. ¿Están sobrepasando tus límites con regularidad? ¿O es algo que ocurre de manera extraordinaria?
La clave está en tener el coraje a decir desde el principio que necesitas más tiempo. No pidas por una extensión tan pronto como la fecha límite te pisa los talones.
Por ejemplo, si tu compañía está a punto de ser comprada por un fondo de inversión, cualquiera va a estar mirado con lupa, podrías buscar situaciones de corto plazo para poder llevar esto mejor. Sin embargo, si regularmente no das la talla, eso no funcionará.
Encuentra tu hueco
Cada vez más y más, tenemos miedo a decir no – o cualquier cosa cerca – y esto acaba llevándonos a proyectos que no sabemos realizar, trabajos para los cuales no estamos capacitados o lanzar negocios que no nos apasionan. Antes de hacer esto, pregúntate:
1. ¿Soy la mejor persona para hacer esto? ¿Quién podría encontrar para colaborar en ello y mejorar las posibilidades?
2. ¿Me va a llevar realmente a dónde quiero ir? ¿cuanto tiempo va a arrancar de mi vida? ¿voy a encontrar o ya poseo una solución mejor que esta?
3. ¿Por qué lo hago realmente? ¿Excitación, necesidad, desesperación o ingenuidad?
Muchas veces un trabajo se designa por hábito y otra razón sin realmente identificar quien es la mejor persona para hacer ese trabajo. Busca entonces ese tipo de personas para encajar ahí, quizá no eres tú.
Contundencia, de frente, siempre, impacto, inminente
Si te embarcas en un nuevo proyecto por ejemplo, entiende que vas a tener más carga de trabajo, posibles problemas y responsabilidades, todo eso, quizá, te llevará hacia enfrentamientos, negociaciones, explicaciones y resultados que obtener.
Parte de ser un líder auténtico, es tener la bravura de liderar tus propios errores y colocarlos frente a otras personas y entonces asumirlos, defenderlos y trabajarlos.
Ve a buscar soluciones
Si no logras producir los resultados deseados en tus tareas o proyectos, haz una lista de miembros de tu equipo que puedan ayudarte a priorizar tu trabajo y darte feedback sobre ello. Esa transparencia siempre lleva a soluciones. Así que antes de que lo fastidies todo por culpa del ego, asegúrate de que todos conocen el coste de oportunidad de sus peticiones. Explicar como tu problema afectará al trabajo, prioridades, o deadlines que otros (y tú) puedan tener, ayudará a motivar a los demás a encontrar soluciones.
Pienso que siempre puedes empujar lo que haces más allá, la cuestión no es si debes o no debes hacerlo, la pregunta interesante es ¿por qué todavía no lo has intentado?
Photo credit: Jerry Wong.