Cuando, desde fuera, te fijas en las personas que han dejado una marca en tu industria, en el mercado o en una gran multitud (o cualquiera que consideres más exitoso que tú), hay un riesgo real de que pienses que «ha sido fácil para ella / el), error. Podrías pensar, por accidente, algo así como «bueno, seguro que ha tenido grandes mentores». Quizá pienses «tuvo suerte». Podrías pensar «empezó como yo, pero yo lo he tenido más difícil». Desmerecemos el trabajo que personas normales hicieron para lograr objetivos extraordinarios parecidos a tus objetivos.
Hay días donde lograr tus metas es algo dantesco, bueno, justo como cualquier persona en este mundo. La diferencia entre tú y una persona que sobresale más, es que este individuo trabajó de forma más inteligente en convertir los objetivos a largo plazo (en ocasiones llamados sueños) en un proceso diario. Es por esa razón, por lo que cada día cuenta para alcanzar cualquier objetivo. Esto no es nada nuevo. Tus objetivos no importan.
Tus objetivos no importan
- Si no tuvieras objetivos a largo plazo.
- Si te atiborraras a comida basura.
- Cuando evitas hacer la llamada comprometida a tu cliente.
- Si duermes menos de 4 horas al día.
- En el momento que estableces excusas por no conseguir resultados.
- Si no haces más que ser la víctima en todo lo que sucede.
- Cuando trasladas la culpa a otros.
- Si criticas en público.
- Si acaba el día y no has hecho el trabajo que importa.
- Siempre que ves la televisión.
- Cuando te pasas horas en WhatsApp.
- Si no alabas el que trabajo de tu equipo.
- Si no recoges a tus hijos del colegio o no pasas tiempo jugando con ellos.
- Cuando no entra dinero en tu cuenta bancaria por más de 30 días.
¿Te importa algo de lo que hay escrito arriba?
Tus objetivos no importan porque no te has preocupado lo suficiente por el proceso, por el arte y el permanecer humano. Y por haber descuidado el camino hasta llegar a ellos y el esfuerzo que merecen.
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