Ayer llegué al meridiano del tiempo de prueba haciendo el experimento 20 días en silencio. Ayer se cumplieron 10 días desde que empecé el experimento.
Los primeros días fueron duros, frustrante, en ocasiones parecía que había pasado el día y te quedabas con las manos vacías, al día siguiente empezabas de cero. Sí, seguramente estés pensando que nunca te vas con las manos vacías, yo soy uno de esos que también lo piensa, pero cuando la mente confabula contra ti, no lo ves, hay poco que hacer, si es cierto que con perspectiva te das cuenta del crecimiento y de lo sucedido, pero en el momento, bueno yo no he llegado ahí. A partir del día ocho, la cosa empezó a mejorar, incluso conviviendo en familia y buscando la interacción en lugar de huir de ella. El día 9 fue muy natural, muy fluido, cómodo, aquí tuve encuentro con mis abuelos, algo que podría haber sido violento o sin sentido, debido a su increíble comprensión y adaptación en su avanzada edad y la manera de llevar la interacción a una frecuencia simple, hizo que fuera todo un éxito el experimento en ese contexto. El día de ayer una maravilla, entendiendo más cada situación en la que el silencio podría ser roto y escuchando más ahí afuera y ahí dentro, con más nitidez, es más que c ahora cuando mi voz, mis pensamientos o mi mente inquieta no puede distraerme a mí ni a otros.
Descubrimientos en este tiempo de prueba
Todo este esfuerzo por controlar el silencio ha ayudado a ser lo suficientemente consciente como para saber leer cada situación donde la mente te empuja a hablar y entonces anticiparme a ella.
Las personas de tu alrededor también crecen con tu silencio. Les fuerzas a decir más con menos, a buscar la interacción simple, a valorar qué es imprescindible y qué no. A ser más empáticos.
Ahora escucho sin están ansioso por responder. Escucho para escuchar, aprender, comprender y entender el contexto, la historia o el deseo. Escucho para escuchar, esto es fantástico.
Cuando te habitúas a permanecer en silencio estás más receptivo a lo que hay a tu alrededor, las cosas pasan más lentamente, el tiempo parece ir más despacio también. Las palabras se detienen, lo ves todo con más calma, te da tiempo a valorar, decidir, elegir o actuar con mayor margen de maniobra sobre cada momento, incluso aunque tuvieras el mismo tiempo que antes. Es algo así como si ese tiempo de prueba estuviera a tu favor.
Es tremendamente más fácil estar en tres o cuatro cosas a la vez con una gran capacidad de atención depositada e cada una, principalmente porque no debes de prepararte qué es lo que vas a responder, una acción en la que empleamos demasiadas energías.
He contabilizado al menos 6 artimañas en las que la mente intenta tomar el control de la situación para romper el silencio. La última es en los sueños, no hay ni un solo día desde el día 6 en el que algo de lo que sueño esté relacionado con que rompía el silencio en público, delante de otras personas, o que simplemente me daba cuenta de que no lo había conseguido llevar a cabo. Todas las noches, hay un espacio para que la mente te asalte con este nuevo truco.
En estos tres últimos días estoy disfrutando del estado de silencio, es como ver el mundo desde un ángulo más lejano, es como ver las cosas pasar desde un plano donde puedes admirarlas, estudiarlas y analizarlas, luego si te apetece emprender una acción o no.
Las interacciones fallidas han caído dramáticamente en estos tres últimos días de tiempo de prueba, así como las situaciones críticas, complicaciones y momentos de debilidad.
Ventajas
- Cualquier interacción es más certera, más exacta.
- Llegas a decir lo mismo de siempre pero con menos palabras.
- Es más sencillo terminar una interacción.
- Eres más consciente sobre lo que pasa dentro de tu mente, y lo que sucede fuera.
- Algunas personas se han sentido atraídas por mi silencio, será porque es algo extraordinario y por primera vez no hablo.
Desventajas
- Pierdes mucho tiempo de prueba explicando cosas técnicas a cualquier persona. Entrar al detalle es exhaustivo.
- Hay muchas posibilidades de que tu letra no sea entendida por la otra persona cuando escribes.
- Las interacciones van más despacio y una simple conversación requiere mucho más tiempo.
- Falta chispa en las interacciones uno a uno. En grupo no se nota tanto.
Para acabar
A más silencio, más confort, más paz, más enfoque, más empatía, más comprensión, más percepción de la «otra realidad” – la tuya, la de los demás, no la que hay en mi cabeza – más aprendizaje (interior y externo). No solo escuchas palabras, escuchas experiencias, historias, sentimientos; esperanzas, frustraciones, alegrías, fracasos o aspiraciones, entre otros. Aun sobre todo escuchas y visualizas consciencias, cómo la gente piensa y actúa sin ser vista (incluido uno mismo). Escuchas y sientes las cosas que a menudos pasamos por alto.
Volveré dentro de 5 días con la tercera parte del experimento, si tienes alguna pregunta, duda o sugerencia, utiliza los comentarios de abajo por favor, me comprometo a responderla con la mayor brevedad posible.
2 comentarios
Hey Isra. Un gustazo saludarte. Que ha pasado con la risa? Es una risa en off? O has dejado fluir libremente? Algún otro gesto «audible» que estés evitando o si estés permitiendo?
La risa es inevitable amigo Carlos, en ocasiones se puede disimular y por ejemplo ahora he estado llorando de la risa, me ha costado no emitir ni un solo sonido, sinceramente. La risa se escapa, lo otro está dominado.