No hay duda que en 2018 somos adictos a la tecnología. Más que nunca antes en la historia.

• El uso de la comunicación digital ha aumentado un 40% desde 2013.
• El uso de smartphones se ha doblado en los últimos tres años.
• Uno de cada dos minutos que pasamos conectados (online) se emplean en «actividades de ocio». Incluyendo social media, vídeos, entretenimiento, música y juegos.
• Uno de cada cinco minutos consumiendo Internet se invierten en las redes sociales. El Economista escribió un artículo llamado «Facebook, la droga más adictiva del mundo».
• A finales de 2016, la media de tiempo que una persona consume conectada a Internet Mobile es de 2:51h, al día.

Fuente: ComScore 2017 / Cross-Platform Furure in Focus.

Si estos números no son lo suficientemente chocantes:

• El pasado año, Apple, reconoció que los usuarios desbloquearon sus dispositivos (iPads e iPhones) alrededor de unas 80 veces de media al día.
• La media de toqueteo de un smartphone al día es de 2.617 veces al día (deslizando, escribiendo, etc.). Hay incluso algunas personas que realizaron 5.400 movimientos al día.

Fuente: Dscout.

Problemas de salud

Somos adictos a la tecnología. Este consumo enfermizo está llevándonos a problemas de salud veraces:

Hay estudios recientes que establecen una correlación entre el número de plataformas social media que una persona usa, y el riesgo de depresión y ansiedad. Este análisis, publicado en Computers in Human Behavior, muestra que las personas que usan entre 7 y 11 plataformas social media tienen tres veces más riesgo de depresión y ansiedad, que cualquier otra personas que usa de cero a dos plataformas. Incluso aunque la primera opción ajuste su tiempo dedicado a social media para igualar con la segunda.

Adictos a la tecnología «social»

¿Cómo está sucediendo esta adicción? Recuerdo, en noviembre de 2016, un gran trabajo de The Atlantic, un artículo llamado «The Binge Breaker» (algo así como «el atracón de los atracones»), rescato la parte más impactante:

«McDonalds nos engancha haciéndonos pensar que nuestros cuerpos ansían ciertos sabores o cierta comida. Facebook, Instagram y Twitter lo hacen con lo que los psicólogos han llamado «recompensas variables». Esas recompensas; mensajes, fotos, vídeos, y «likes» aparecen de forma aleatoria, de esa manera podemos buscarlas compulsivamente. Nunca estando seguros de cuándo recibiremos ese chute de dopamina. Dar recompensas de forma inesperada y aleatoria refuerza el comportamiento.»

Hemos perdido el control de nuestra relación con la tecnología porque la tecnología ha aprendido a controlarnos.

Elman compara la industria de la tecnología con la del tabaco antes de que crearan el enlace entre los cigarros al cáncer. ¿Qué es lo que ofrece? Más de lo que quieres, mientras al mismo tiempo, inflige daños colaterales en tu vida.

Experimento sobreconectados desconectados

Hace unos años realicé un experimento que ya probaba lo absortos que estábamos en el mundo digital. Y por lo tanto lo mucho que desconectábamos del mundo en el que vivimos.

Hace unas semanas, grabé un vídeo que hablaba sobre el experimento, aprendizajes, conclusiones, lo que sucede en la actualidad.

La única solución es tomar consciencia sobre las elecciones que tomamos a diario para estar menos conectados. El minimalismo digital podría ser un buen punto desde donde empezar. El siguiente sería permanecer más humanos a través de Internet.

Atribución imagen: Michael Davis-Burchat.