El aprendizaje eficiente ocurre cuando estás dispuesto a dejar atrás las cosas que te preocupan, para entonces arriesgar.
Buscamos aprender, pero en la mayoría de ocasiones no sabemos cómo aprender. He vivido esto recientemente, en mis carnes. He tratado de aprender en un curso durante cinco días, cuando el día uno al final del día ya estaba casi desconectado. La razón, el aprendizaje se vio canibalizado por la autodisciplina de hacer el trabajo que sé que tengo y quiero hacer. Prioricé la actuación y la acción al aprendizaje.
Conclusión: aprendizaje fallido.
El aprendizaje eficiente llega cuando trabajas en algo que puedes practicar casi al instante de haberlo aprendido. Entonces hay aprendizaje y actuación, entonces hay atracción. No motivación o pasión. Eso llega cuando además el aprendizaje y la aplicación se encuentran con el interés y el objetivo personal o profesional. Es decir, puedes querer aprender diseño gráfico, y puede que suceda que sea demasiado técnico que no puedas llevarlo a la práctica (autocad por ejemplo). Por otro lado, puede que suceda que aprendes diseño gráfico y además resultas que aprendes técnicas aplicables de inmediato (Canvas), pero podría pasar que no sintieras la necesidad de utilizarlo Pura algo que te inquiete. Como ves, la clave en un aprendizaje eficiente es mezclar esas tres variables.
Luego vienen las habilidades, los sistemas y los superhábitos. Algo que puede ayudar a potenciar el aprendizaje eficiente. Uno de los mayores obstáculos que encontrarás, es la diferencia entre dedicar tiempo a aprender, saber qué tiempo y cómo invertirlo, y dedicar tiempo a poner en marcha lo que has aprendido, o hacer una y otra vez lo que ya sabes desde hace tiempo y mejorarlo sin parar. Podrías considerarlo un aprendizaje eficiente, pero lo cierto es que no lo es.
La clave del aprendizaje eficiente: mimetizar, absorber, exprimir, reflejar, ajustar, experimentar, reajustar, continuar.
Atribución imagen: JD Hanckock.