Un día tu mente te dirá que eres el número uno, otro día te dirá que eres auténtica basura. No importa tu estatus, cultura, ubicación geográfica o cuantos ceros tengas en tu cuenta bancaria. Tus pensamientos te perseguirán, o bien como un fan alocado y excitado, o bien como el crítico destructivo e implacable con el que nunca te gustaría cruzarte.
¿Cómo permanecer en armonía entonces? ¿Cómo encontrar el punto medio (la ecuanimidad) entre un extremo y otro?
Lo que he aprendido en mis 38 años es que es esencial saber cómo aplicar el marketing sobre ti mismo, y que no hay una respuesta fija, no hay un dominio completo de la mente, y si lo hay, este pasa por no prestar apenas atención a un lado y al otro, es decir, entender la dualidad para jugar con ella.
Estos días estoy prestando atención a la capacidad de autodominio que tengo sobre mis emociones, pensamientos y comportamientos, tanto cuando estoy a solas como cuando estoy con otras personas.
Donde poder dominar lo que puedes dominar
Contigo mismo es vital evaluar qué pasa después de una gran victoria o gran derrota, incluso aunque no ganes ni pierdas. ¿Qué te dices a ti mismo cuando algo de esto sucede? ¿Cómo actúas contigo y con el resto? ¿Qué viene después de la reacción? ¿Para qué te sirve, dónde te lleva?
Cuando estás con otras personas, primordialmente, hay que prestar atención a la involucración en proyectos o transacciones que implican un intercambio de bienes-financiero, y la parte más delicada, cuando implica una relación amorosa. Atento a: ¿Cómo reaccionas a las acciones externas? ¿Cómo tomas lo que va en contra de lo que tenías planificado? ¿Qué postura adoptas frente a los desafíos que encuentras? ¿Cómo llegas a un punto común y qué precio pagas por ello?
Cuando tomas consciencia de esto y trabajas para cambiarlo, lo que estás haciendo es automarketing, crear impacto positivo sobre ti mismo.
Cómo aplicar el marketing sobre ti mismo
Para ilustrarlo voy a compartir contigo varias técnicas que empleo:
- Aplico el Método Socrático: convierto la negatividad, estrés, ansiedad o frustración en pregunta y empiezo a preguntar de nuevo sobre la respuesta obtenida. Parecido a los ejemplos de arriba.
- Pregunto entre tres y cinco veces “por qué”: “¿Por qué me siento tan incómodo? Porque me siento amenazado”, “¿Y por qué me siento amenazado? Porque alguien me atacó”, “¿Y por qué alguien me atacó? Porque…” y así hasta que llegues a la raíz, te sorprenderás.
- Practico la “mentalidad no sé”: parto de que no sé la respuesta, aunque crea saberla, me pregunto “¿Por qué tengo miedo a esto” y respondo “no sé”, y así con todo lo que está confudiéndome. También con el lado opuesto “¿Por qué me siento apoteósico?”, respuesta: “no sé”.
- Redibujar la historia en mi cabeza: cuando creo que tengo clara la historia en mi cabeza (y créeme nunca está clara), voy y busco narrativas alternativas a esa historia, esto me da otros enfoques y me ayuda a ver más allá.
- Cambiar la perspectiva: si estoy fastidiado porque no he podido pasar el fin de semana con mi persona favorita, estoy fastidiado precisamente por ese hecho, pero ¿qué regalo (perspectiva) no estoy viendo? Pues una podría ser que ahora tengo un tiempo extra para dedicarlo a otras cosas que no hubiera tenido de otra manera. Si hace calor no me quejo porque hace mucho calor, sonrío porque no me mojo.
Si hay un marketing que necesitamos más que nunca, es aprender cómo aplicar el marketing a ti mismo.
Primero saca el beneficio en ti mismo, luego podrás hacerlo en cualquier empresa o persona.
Pd. Si esto resuena contigo, te espero hoy en el taller online sobre Autodominio en Imparables en Tiempos de Crisis (temporada 2).