Imagina a este escenario para determinar cómo de barato es… Llega a ti una propuesta de trabajo, recomendación, cliente recurrente o conexión creada por algún canal digital, o quizás consigues esa propuesta por tus propios medios. Bueno, esto no siempre significa una excelente oportunidad, en algunas ocasiones se puede convertir en una desgracia. Principalmente dependerá de cómo de alineados se encuentren tus valores y filosofía de trabajo con los de la otras parte y hasta donde esté dispuesto a llegar / ceder para llegar a punto de entendimiento, si es que éste existiera.
Factores que alteran la ecuación (imperfecta)
Entonces entran en juego otros factores, como el prestigio de la marca que pudiera estar detrás de la propuesta, tu experiencia (o inexperiencia) en el sector, tu credibilidad, resultados, las habilidades de negociación de ambas partes, el ego, la empatía, la prepotencia, el enfoque “soy una gran marca y tú pasarás por mi aro” o el de la agencia vanidosa “somos la agencia top que utiliza buzzwords en Inglés con key accounts managers medio-hipsters y agresivos. También hay otros factores, como profesionales que quieren / necesitan obtener ingresos o personas que toman los proyectos o clientes como nuevos desafíos para crecer y seguir mejorando. Y aquí no acaba esto, todavía sigue. Como ves, hay una infinidad que factores que alteran un posible trabajo entre dos partes interesadas.
Sea como sea, se de la situación que se de, el momento en el que los bajos márgenes van por delante, todo se desmorona, no hay posibilidad de engagement, creatividad, fidelización, conexión o relación profesional duradera y fiable.
Nadie define tu trabajo excepto tú
Cuando alguien llegue a ti con el proyecto de tu vida, la apuesta de futuro, el trabajo “hay que empezar tragando para luego vean los resultados”, “no podemos ofrecerte un presupuesto, pero adquirirás experiencia” u otros cuentos de la mitología griega, y utilice como principal arma / objetivo el precio, no malgastes tu tiempo y energías. Vete a buscar a otra parte, por mucho que lo necesites. No funcionará.
Quien te aprieta hoy, te aprieta mañana cuando tiene más recursos, argumentos y más poder. No falla. Un cliente que sólo busca precio, nunca valorará la profesionalidad, cariño y brillantez que viene con tu trabajo. Es un cliente – y un proyecto – muerto.
Empezar ridiculizando el margen económico, es un mal inicio para todos en los negocio de hoy en día. La nueva economía busca fidelidad, resonancia y conexión a largo plazo, algo que bien ejecutado suele convertirse en amistad.
Huye de esas propuestas, de esos clientes, de esas intenciones, lo que podría parece una buena oportunidad acabará ahogándote, deshaciendo toda tu ilusión y quemando la chispa que depositarías en ese cliente.
Cuéntame cómo de barato eres y te diré lo poco que el mundo valora tu trabajo.
Photo credit: ecastro.
2 comentarios
Magníficos consejos, Isra. Todos hemos caído alguna vez en esto, sobre todo cuando te inicias en una profesión.
Al poco de reconvertirme en programador, me pasó con varios clientes. Y vaya si te llegas a arrepentir. Aceptar este tipo de cosas se convierte en un problema que sueles arrastran durante meses robándote energías.
Excelente amigo