Cuando estoy trabajando en alto rendimiento holístico con un grupo, organización o cliente privado, una de las preguntas que casi siempre surgen es, «¿qué es lo más decisivo para dominar esta metodología?», la respuesta siempre es la misma, «tu estado de flow, tu enfoque radical«.
Hay un poder tremendo en controlar el enfoque de tu mente. No hay ninguna capacidad diferente que diferencia a una persona como tú y alguien que para ti sea un modelo a seguir. Lo que sí crea una diferencia, y es abismal, es que ellos aprendieron a usar su mente, cuerpo, emociones y espíritu de forma equilibrada, con más poder, de forma consistente.
El enfoque conduce al «estado de gracia»
Quien sobresale es porque ha conseguido conectar con su alma, han aprendido a cooperar con sus emociones, han conseguido utilizar su cuerpo eficientemente y han conseguido que su mente sea el amigo, no el enemigo. Esto les ha permitido entrar en un estado de fluidez más profundo y continuado y su enfoque se ha agudizado. De esta forma puedes trabajar utilizando todo el potencial de cada una de las cuatro dimensiones.
Cómo enfocarte de forma adecuada
Si te enfocas cada día en lo que sea, y prestas atención, y lo haces alineado, cada día harás pequeñas distinciones. Eso te permitirá ver lo que antes no veías, entonces todo irá cambiando progresivamente, porque empezarás a trabajar sobre pequeños detalles que antes pasabas por algo. Todo tu ser se agudizará, profundizarás y entrarás en estados plenos de atención donde todo tu ser estará sincronizado. Resultado, magia, estado de flow, estado de gracia.
Así que es mejor que decidas en que vas a enfocarte, qué quieres experimentar a diario, de ahí vendrá tu poder. Ese es el génesis de tu poder. Una cosa necesita de la otra. Vas a necesitar dejar que el ruido se pierda, que las personas se vayan, las oportunidades pasen y las distracciones desaparezcan. Si lo consigues, y no dejas de trabajar en optimizar tu cuerpo, tu intelecto, tus emociones y tu espíritu. Vaya, habrás llegado a un lugar donde solo estarás tú contigo mismo, no habrá división, sino unidad, el resto fluirá.
Atribución imagen: Chase Elliot.