Engáñate, venga.
“Me pondré al día con todas mis tareas y compromisos en dos días”, “el próximo día llegaré más temprano”, “me aseguraré de que hago doble comprobación en el próximo trabajo que haga para ti”, “adquiriré esta habilidad en un mes”, “trabajaré en practicar esté hábito cada día cuando acabe el lío de los exámenes”… nada de esto es una afirmación cierta porque son promesas que no serán cumplidas. En la mayoría hay un mensaje entre líneas que dice “voy a salir del apuro de una forma rápida y poco brusca”.
“Tu opinión es muy importante para nosotros”, no es una afirmación cierta tampoco. El resultado es auto-evidente.
“Me prometo a mi mismo que venceré mis miedos”, es por supuesto una promesa surrealista también. Podría estar llena de buenas intenciones, o incluso estar diseñada para que podamos engañar a alguien momentáneamente. Sin embargo, todavía…
“Voy a ser creativo”, “Voy a trabajar en ser disciplinado”, “voy a ser consciente”, “quiero sobresalir”, “seré ultraproductivo”. “A partir de mañana seré una inconformista”…
Engáñate VS prométete
Sé que puedes darte cuenta de cual es el problema con las pequeñas mentiras que cada día nos contamos a nosotros mismos. Hacen que confundamos nuestra realidad, y llevar (en no mucho tiempo) a grandes mentiras. Lo peor de estas pequeñas trampas que casi a diario cometemos es que la mayoría son auto-sabotaje. Una vez que estás dispuesto a mentirte a ti mismo, es fácil corromper tus valores, hacer trampas. Engañar. Engañarte. Sí, engáñate.
En cambio, las personas y empresas que rechazan el hecho de romper pequeñas promesas son más propensas a mantener grandes promesas. El mejor marketing del mundo.
Dadas estas expectativas y confianza que poseemos para todo lo que tenemos que cambiar, parece que las pequeñas mentiras son aquello que te aparta de andar el camino hacia un alto rendimiento. Hacia una mejor relación con tus clientes. Hacia una venta más honesta. Incluso hacia unas promesas más limpias y reales.
Ahora viene lo curioso, las pequeñas mentiras, promesas, destacar y cualquier otra cosa, es cuestión de una simple elección. Nada que requiera un MBA, un SOP o un tutorial paso a paso.
Todo depende de qué es aquello que defiendes. Engáñate o comprométete. Bellísimo.
Photo credit: Thomas Hawk.
4 comentarios
Que incómodo resulta que parezca que me escriben a mí directamente algo que no me gusta, como si me hubieras «calado» sin conocerme…Y eso que no me tenía yo por mentirosa…
A todos nos sucede Tania, es inquietante. Siempre hay algo que resuena, e incomoda.
Muy interesante la reflexión Isra. Nuestro cerebro tiende a autoengañarse para encontrar una zona de confort y resulta complicado no dejarse llevar. No nos queda más que seguir aprendiendo, como siempre. Gracias!
Así es Pol, aprendiendo sobre nuestra mente, nuestro ego y siendo más consciente sobre el dialogo interno.