El Viaje alrededor del mundo continúa, empecé a escribir esto en Amsterdam hace unos días. Hoy continúo en el tren rumbo a Madrid. Lo cierto es que me apetece desnudarme de nuevo, creo que es hora. Me apetece contarte una pequeña historia sobre una de mis partes más oscuras. Quiero ser especialmente vulnerable y contarte una historia real que he vivido recientemente donde he caído en mi propia trampa. Un comportamiento que he detectado, y me ha dolido. Una actitud impropia de mí, pero no por eso surrealista o falsa. Esta historia va sobre mi ego. Sobre mi propia incoherencia y sobre mi desconsideración hacia otras personas.
Vígilate a ti mismo
Días después de acabar Stand OUT Program, estuve examinando, meditando, reflexionando, analizando y recogiendo feedback sobre el programa y sobre mí. Soy una persona bastante auto-crítica conmigo mismo, estoy aprendiendo a ver de verdad, sé cómo vigilarme y examinarme, pero eso no significa que todo esté bajo control. Nunca nada está bajo control. He encontrado muchas cosas positivas y de las que estoy contento, pero también he encontrado cosas que debo mejorar y cambiar, entre ellas incoherencia, ego y desconsideración.
La incoherencia, el ego, la desconsideración
Tuve comportamientos que estuvieron fuera de lugar, comportamientos como:
- Dejarme llevar por la urgencia del momento y no prestar atención a lo que importaba, los participantes.
- Priorizar el «yo», mis tareas, mi trabajo, mis deseos, mis compromisos, por encima de lo que importaba, los participantes.
- No tener la consideración necesaria que debería haber tenido, sobre todo fuera de mis clases.
Básicamente y concluyendo:
- Pedí “prestar atención” y en ocasiones clave fui yo en que no «prestó atención», no lideré con el ejemplo.
- No he sido lo que siempre he sido, coherente, congruente, duele, pero siento y sé, que así ha sido.
- En al menos un 40% de las veces no prediqué con el ejemplo, una estadística bastante pobre dadas las circunstancias.
Actué de forma egoísta, desconsiderada y poco profesional, y sobre todo, incoherente, algo que choca implacablemente contra mis valores de vida.
Aceptación radical y vigilancia diaria
Acepto lo sucedido, me rindo a ello y muestro mi vulnerabilidad ante todos. Principalmente porque me importáis, tanto mis clientes/participantes, como vosotros mis lectores.
Para mí, esto supone un punto de inflexión importante, en el momento vital que me encuentro. Un claro ejemplo de que nunca debemos confiarnos, somos nuestros mejor aliado, pero también nuestro mejor enemigo. Tenemos que vigilarnos a nosotros mismos, como ese enemigo que siempre está al acecho y puede atacar ferozmente en cualquier momento.
Tomaré acción casi inmediata sobre lo sucedido, tengo varias ideas efectivas sobre cómo trabajar y enfrentarme a esto, una de ellas es un retiro Vipassana de 20 días. Y no, no saltaré por un puente. Esto tampoco va a cambiar mi vida o me va a destruir emocionalmente. No es más que lo que ha sucedido, un hecho que debía suceder tal y como ha sucedido el cual debo llamar por su nombre, aceptar y diseccionar hasta llegar a la raíz. Además de reconocer ante todos vosotros que no actué como de costumbre ni como mis valores dicen que actúe, pero es evidente que así actué. Esta vez me ha tocado a mí, y ha sido con ellos que lo ha tenido que vivir.
Disculpas y gracias
Pido disculpas a todos los participantes y equipo por haberlo tenido que soportar, y al mismo tiempo les doy las gracias. A Víctor por su feedback sincero, directo y transparente que me ayudó a entrar en estado de examinación. Y a ellos, los participantes, por haberme ayudado a vivir este momento, porque a pesar de ser algo de lo cual no me siento nada orgulloso, y menos satisfecho o realizado, pone en evidencia carencias que necesitaba detectar y que necesitaban darme esta bofetada de realidad, el ego (el lado oscuro) es más sabio de lo que parece.
Como siempre digo, el viaje continúa, dentro y fuera. Llevar una vida examinada y vigilante es la clave para darnos cuenta de cómo reaccionamos a este viaje, eso ayudará a entender la incoherencia entre nuestra mente, alma y nuestros propios actos.