Está muy bien cuando alguien habla bien sobre ti. Es genial cuando alguien queda encantado con tu marca, tu APP, restaurante, servicio o proyecto. Es fantástico cuando alguien recomienda tu negocio. Sensacional cuando tus ventas aumentan porque los clientes están contentos. Es digno de resaltar cuando alguien te ama, a ti o a tu marca y se convierten en fans. Sin embargo, no puedes obtener la resonancia del amor sin respeto, ni respeto sin comrpomiso.
Necesitas demostrar que tu marca cumple cualquier compromiso que adquiere, eso es respetable. Sin embargo, el respeto por sí mismo es insuficiente. El respeto no gana carreras, el respeto no encanta a clientes, el respeto no hace negocios. El respeto no te lleva a saltarte la cola para ser el primero o te ayuda a lanzar una idea. No, este tipo de cosas, suceden cuando te enamoras, cuando te comprometes y cumples ese compromiso. Ese es el cambio mágico e inquebrantable, el que sucede cuando tocamos con algo a un nivel emocional.
Demostrar que tu APP cubre un hueco y proporciona un valor que ni siquiera la APP de Instagram, o Facebook sí pueden cubrir. Demostrar que puedes hacer algo por mí que otros negocios como el tuyo no se atreven a hacer. Cumplir la promesa de valor que otros no cumplen. Demostrar que el trato de tus empleados a tus clientes es un fiel reflejo del negocio a los propios empleados. Ser humano donde cualquier otro actúa como un robot.
La resonancia del amor llega con la coherencia
Sin respeto no esperes resonancia. Hay demasiadas opciones y demasiada información para que me enamore de algo incompleto, incompetente o surrealista, pero el respeto no es suficiente. Hacer lo adecuado, y cumplir tus promesas te hará ser respetado, sin duda, pero detenerte ahí nunca te hará llegar a crear resonancia, ese tipo de amor duradero entre otras personas (o clientes) y tú (y tu negocio).
Es el momento de invertir en encantar, en crear magia, en conexión. Es momento de tomar riesgos y saltar hacia un territorio desconocido, poco seguro y desconfiado. Ese territorio donde la resonancia del amor espera.
Atribución imagen: Eric Langley.