Sea lo que sea, vengamos de donde vengamos, hayamos vivido lo que hayamos vivido, seamos como seamos, estemos donde estemos, hay algo más que claro: lo hemos tenido desde el mismo día que nacimos, lo tenemos todo el rato todo el tiempo, y lo tendremos hasta que nuestras cenizas se conviertan en polvo estar.
Me refiero a ese ese no sé qué que qué sé yo, que caracteriza a cualquier ser humano.
Cuando alguien exclama “¡Lo tenemos!” (lo escuché decir por primera vez al gran Álvaro Torralba) lo que hace es apropiarse del lugar especial que el universo le ha reservado.
Es cierto “lo tenemos”
Aunque a veces no lo creamos, aunque a menudo no lo veamos, aunque en ocasiones cueste verlo, aunque quizá nos sintamos no aptos, incluso aunque parezca que no lo tenemos, bobadas, porque lo tenemos, viene por defecto en todos nosotros.
Si cada día para en algunos momentos del día y te repites “lo tenemos”, te darás cuenta de que lo tienes todo, no necesitas nada más, así que tienes todo el permiso del mundo para vivir épicamente la vida que te ha tocado representar. Te lo has ganado.
Porque en realidad, lo tenemos todo. Vivimos, respiramos, podemos movernos, cambiar, empujar, iniciar, amar, compartir, tenemos energía que consumir y dar a otros. Lo tenemos, lo tenemos todo, el poder de evolucionar, de reponernos ante las adversidades, de sobresalir ante cualquier circunstancia, de conseguir cosas impensables, de lograr imposibles.
Lo tenemos, estamos aquí, ahora, podemos hacer algo o no hacerlo, podemos decidir, elegir, razonar, vibrar, resonar y aportar. Lo tenemos porque otros lo tienen y nos lo dan y porque nosotros podemos entregarnos a otras personas y al mundo.
Ahora, la pregunta interesante es, ¿eres capaz de verlo en ti, reconocerlo en otras personas y celebrarlo cada día que puedas respirar?
Repite con nosotros, lo tenemos.
Atribución imagen: Zunya – evento Holistic Rebirth en Santa Teresa.