La búsqueda por una mejor productividad se ha vuelto una obsesión para la mayoría de nosotros. La cantidad disponible de consejos, trucos y estrategias que puedes encontrar son sobrecogedoras. Ve a buscar en Google «productividad», saldrán como unos 68 millones de resultados. Quizá pienses que con tantos resultados los gurús de la productividad estarán en plena forma. Destrozando fechas límite. Ganando más. Haciendo menos. Y entregando trabajo de más calidad en menos tiempo. Ojalá, incluso los mitos de la productividad son mitos.
Después de todo, seguimos tratando de optimizar nuestro tiempo y controlar nuestra concentración, tanto como antes. Hay algo que no está claro. Factores como el estrés, el multitasking, procrastinación y muchas otras cosas pasan a ser los peores enemigos de cualquier persona luchando por ser productiva. La verdad, sin embargo, no es tan simple. Tomar esas preconcepciones y seguir lo que todo el mundo recomienda puede alejarte de la verdadera productividad, la ultraproductividad.
¿Cómo entonces decidir entre el mérito real y la ficción? Bueno, vayamos en contra de todo eso, desmitifiquemos los mitos de la productividad.
Los mitos de la productividad desmitificados
1. El multitasking no funciona
Es un hecho científico el que demuestra que el cerebro no puede realizar de forma eficiente dos tareas mentales al mismo tiempo. Así que sí, cambiar de una cosa a otra no ayuda a mejorar tu productividad. Pierdes enfoque, no hay fluidez, no estás centrado.
Sin embargo, saltar entre tareas no es lo mismo que multitasking. Lo que multitasking significa es hacer más de una cosa al mismo tiempo.
De hecho, un estudio llevado a cabo en la Universidad China de Hong Kong demuestra que el multitasking, a veces, puede ser beneficioso.
La clave está en encontrar las tareas que se complementan las unas a las otras. Como escuchar un podcast mientras cocinas, o planificar tu semana mientras practicas deporte.
Como ves, uno de los mitos de la productividad, no es tan mito.
2. La procrastinación es el enemigo
La procrastinación es el mayor de la productividad, solo porque es una excusa para la pereza y el comportamiento indisciplinado. Hay mucha verdad en esa afirmación. Sobre todo cuando estás viendo vídeos en Youtube o explorando la página de inicio de Facebook en lugar de hacer el trabajo importante. Ahí es cuando la procrastinación no nos hace ningún bien.
No obstante, hay veces que dejar cosas para luego puedes hacerte igual o más productivo.
John Perry de Stanford, admite que hay una diferencia entre la procrastinación y la «procrastinación estructurada«. La primera es no hacer lo que deberías estar haciendo. Mientras la segunda significa no perder el tiempo. Y hacerlo mientras evitas una tarea particular, haciendo algo de igual importancia mientras tanto.
3. Hacer el trabajo rutinario primero
Es muy común empezar tu día completando las tareas rutinarias antes que nada: responder emails, el buzón de voz, papeleo, trabajo administrativo.
Tiene sentido hacer el trabajo rutinario antes que nada, así puedes dedicar el resto del día a las tareas más arduas. De acorde a la ciencia, es mejor idea empezar el día con el trabajo importante primero.
Nuestros recursos mentales no son ilimitados. Entonces, cuando decidimos utilizar el precioso poder mental que tenemos en cosas triviales al principio del día, que es cuando estamos más enfocados y en alerta, lo que hacemos es tener menos energía para hacer aquello más significativo.
Si haces el trabajo que importa al principio del día, podrás maximizar tu productividad.
4. Madrugar es la clave
Si eres de esas personas que tiene problemas al levantarse con el despertador, creo que es justo decir que quien llega primero gana.
Si tratas de levantarte a las 5 am cada día, seguro que tendrás más tiempo para tener tu mañana épica, con todo lo que ello conlleva. Ahora, a menos que seas una persona madrugadora, lo que sucederá es que acabarás muy cansado. Y como resultado, te volverás muy improductivo antes de que el día llegue a su meridiano.
Una investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Liege, añade dudas serias sobre esa idea tan popular de levantarte tan pronto para ser más productivo. Estudiaron la actividad cerebral de dos grupos de personas con diferentes patrones de sueño (los nocturnos y los madrugadores) mientras seguían unas pruebas de reacción una hora y media y luego 10 horas y medias después de levantarse.
Para sorpresa de todos, se descubrió que en la mañana, justo después de tener que despertar, no había diferencia entre el funcionamiento cerebral entre los nocturnos y los madrugadores. Lo que es todavía más fascinante, fue que los nocturnos estaban mucho menos cansados y tenían reacciones mucho más acertadas que los madrugadores. En otras palabras, esos que se levantaban más tarde, podían enfocarse mentalmente con más facilidad y durante más tiempo antes de que mostraran síntomas de cansancio.
No estoy diciendo que deberías empezar a dormir hasta mediodía. Solo que antes de cambiar tu rutina establecida, asegúrate de que será beneficioso para ti. Hay madrugadores y nocturnos, unos son más productivos en la tarde, y otros en la mañana. Otros incluso en el medio del día. Encuentra cuál es esa ventana de eficiencia.
5. Ocupado es sinónimo de productivo
Es casi trágico saber cuánta gente cae en esta trampa. Confundimos estar ocupados con ser productivos. No hay nada de malo si estás ocupado, pero asumir que eres productivo porque vas de un lado a otro o estás liado con mucho trabajo, asumir eso es un gran fallo.
Seguro que tienes mucho que hacer, seguro que has hecho mucho tachando todos los ítems de tu lista de tareas. Sin embargo, si esa lista estuviera llena de tareas de bajo coste, lo que habría sucedido es que habrías malgastado una hora de tu tiempo en cosas poco importantes. Una hora que podría haber sido en un mayor progreso.
Para de buscar cantidad, porque la calidad es lo que importa. Tener un inbox cero es algo que te hará sentir bien, pero acabar tu libro, o informe o diseño, te hará sentir incluso mejor.
Qué haría si fuera tú
Consejo no solicitado: nunca tomes nada como un dogma. Solo recuerda que no una una verdad universal. La efectividad de cualquier método depende del individual en cuestión. Si lo que has hecho te ha funcionado y te funciona, no lo cambies, solo mejóralo, si sientes que necesitas y/o puedes mejorarlo. Los mitos de la productividad son mitos solo si tú quieres que así lo sean.
Atribución imagen: Advice Shinetext.