En marketing se escuchan cosas como «Hay que educar a tu audiencia», «nuestra misión es predicar el mensaje» o «es una tarea que consiste en evangelizar al mercado» ¿te suena? Pues no, no es necesario. Esto son palabras tremendamente mal utilizadas por los profesionales de esta área, indispuestos a entender el comportamiento humano.
Marketing no es educación
De igual manera, basar tu marketing en educar a tu público es una de las formas más caras de hacer marketing. Me parece una idea nefasta por varias razones:
1. A nadie le importa tu producto tanto como piensas que les debería importar.
2. La gente aprende lo que le interesa y quiere.
3. Estas acciones están basadas en tus expectativas y tu «worldview», no la de tu audiencia, los que importan.
4. Necesita una expectación surrealista de vinculación emocional con el consumidor.
5. Es increíblemente lento y consume muchísimo tiempo.
6. La gente tiene más abundancia de elecciones que nunca y más herramientas para educarse a si mismos.
Aunque y no obstante
A menos que tenga unos recursos ilimitados, montañas de dinero para gastar/invertir, atención masiva de tus clientes potenciales, márgenes vastos y un producto que rompa barreras y cree fans, la educación como una táctica de marketing es un partido perdido.
No obstante, si puedes crear resonancia entre un producto y una necesidad existente, encontrarás que vender es mucho más fácil, con costes más bajos.
Perspectivas de contraste, la primera está basada en la educación: la universidad o un MBA. La segunda está basada en el estilo, afinidad y conexión: una comunidad comprometida por una causa – aquí no se requiere educación, sino implicación.
Photo credit: CMCLM Trujillo.