El viaje (del amor) continúa

Hoy dejo Costa Rica rumbo a España de nuevo. Han sido 8 días realmente interesantes e intensos donde he aprendido muchísimo sobre mí mismo y sobre el amor. Sobre expectativas, sobre lo caprichosa que sigue siendo la fortuna, sobre crear alianzas para crear relaciones sanas y enriquecedoras, sobre verme en la otra persona y mucho más que ahora te cuento. Es fascinante lo que otra persona puede reflejar en ti. Es más, lo que puedes ver sobre ti mismo a través del comportamiento, pensamiento y acciones de otra persona, porque no olvidemos que, lo que ves en otra persona que puede incomodarte, es solo una apariencia a la que tú decides darle importancia por alguna razón interna.

El amor es entrenamiento, también

Viajé y llegué a Costa Rica por amor a una mujer, literalmente, y me marcho por amor a ella y a mí. Cuando noté que las cosas se iban a poner interesantes y movidas, entonces me dije a mí mismo “Isra, esto es un entrenamiento, no es externo, no es ella, eres tú, es tu entrenamiento, tienes que pasar por aquí querido y entrañable compañero”. Eso hizo que pudiese cambiar el mindset de víctima o culpable a aprendiz de cinturón blanco abierto a cualquier cosa. Aunque posiblemente al principio no lo digiera con soltura, me conozco tanto que sé que cada vez soy consciente mucho más rápido.

Observa las sensaciones, solo observa

Los planes cambiaron, considerablemente, cuando a las 3:45am me dirigía desde mi casa en Valencia al aeropuerto para volar a Madrid. En ese momento, cuando leí un mensaje que indicaba algunas novedades de las que no era consciente, observé las sensaciones recorrían mi cuerpo, y permanecí ecuánime a ellas, observé y no reaccioné. En efecto, esas sensaciones incómodas aparecieron y luego se desvanecieron. Admito que eso me dejó algo inquieto, e iba a comenzar el viaje, mi instinto me decía que esta aventura iba a ser interesante.

Sana al niño interior

A lo largo de mi estancia aquí, he disfrutado, reído, aprendido, maravillado y crecido, con esta mujer y conmigo, y más importante todavía, con los dos. He despertado a mitad de noche en varias ocasiones, intranquilo, y gracias a algunas herramientas que poseo, solo tenía que reconocer y calmar al niño interior herido que había dentro de mí, alarmado porque los traumas (puedes llamarlos experiencias dolorosas si lo prefieres) pasados volvieran a repetirse en este presente. Sentarme a meditar en Shikantaza me permitía dejar de pensar incluso aún pensando, entonces comprendí que era la mente alarmada, el ego desbordado por si volvían a hacerme daño, recordando lo que me había pasado en un futuro.

cómo empezar a sanar al niño interior

Recuerda verte en la otra persona

Ayer tuve una sesión especial con Nancy Banard, mi guía en un programa llamado El Viaje del Chamán. Ella quería que nos reuniésemos, para trabajar las sesiones que tenía atrasadas, empezar con “El Cuerpo Luminoso” y conocerme mejor. Este encuentro ha sido trascendental, no solo en mi vida, sino en cómo procesa la situación que estaba experimentando. La clave que Nancy me ayudó a extraer y aplicar fue recordar verme a mí mismo en la otra persona, y eso solo sucede cuando tratamos con compasión a la otra persona y a nosotros mismos. Es decir, tú eres la otra persona, la otra persona eres tú.

El amor engendra amor

El resto de días han sido fascinantes, porque en efecto, ha sido ese entrenamiento del que hablaba más arriba. Por supuesto propiciado por inseguridades de ambos, miedos de los dos, cada uno el suyo, y las consecuentes dudas, pero al final, el amor, la compasión, la empatía y la vulnerabilidad siempre se sobreponen a cualquier cosa. Hasta que un día estuvo a punto de no pasar de esa forma y con eso haber podido perder esto tan bonito que estábamos construyendo. Por fortuna, ambos dimos un paso al frente y en el último minuto pusimos el corazón y el alma en esto.

Las grandes lecciones

Finalizo esta aventura con la lección de que cuando el niño interior está herido, no puedes amarte por completo, porque el verdadero amor viene también de ese niño. En este caso, así ha sido, sigue (por ende sigo) desconfiando, dudando, con miedo, proyectando y buscando fuera lo que debería estar dentro. Cierro este capítulo con una sonrisa, con aceptación y rendición a la experiencia, sin remordimientos ni arrepentimientos y con lágrimas de júbilo porque esta historia sucedió, ambos lo hicimos posible. Y de nuevo, fui a por ello y estuve dispuesto a jugar con fuego, aunque casi siempre me queme. Y volveré otra vez, porque estoy orgulloso de que esta sea mi naturaleza.

La gran lección, es que quizá estoy intentando llenar un vacío interno importante con amor externo. Lo que me lleva a pensar, que de una forma u otra y desde el subconsciente, siempre he estado buscando llenar este vacío, anhelando sin querer anhelarlo – rechazándolo interiormente – el amor de una mujer. Esto es un descubrimiento que no tiene precio y que me ha tomado 38 años.

Una marciana de otro planeta

Su actitud, templanza, honestidad, atención e integridad, desde que nos conocimos en Santa Teresa en marzo hasta día de hoy, me han asombrado. Nunca he conocido a una mujer con 27 años con tanta virtud, tanta sabiduría práctica y que se procesa un amor propio tan puro. Observar y presenciar su forma de actuar, de empezar, de acabar, de compartir, de divertirse, de manejarse en cualquier terreno, de darse y de aportar, han sido para mí una de las grandes lecciones de lo que va de año.

Gracias Marciana por ser maestra, aprendiz, curiosa, participativa, espejo, amor, impulso, apoyo, real, empática y hacerme llorar de la risa. Agradecido por empujarme a este reencuentro con el niño interior que habita en mí. Y por decidir bailar junto a mí y hacerme este regalo justo antes de la Gran Victoria. Siempre fui tu admirador (secreto). Ojalá nos volvamos a cruzar en la escalera de la vida.

Gracias también a Ile y al trato recibido por las personas que he conocido.

En esta ocasión llegué con la taza algo llena (algo que acabas pagando), así que tuve que vaciarla para poder llenarla de lo que importa. Sin embargo, alegre y satisfecho de la experiencia y de lo que la vida me ha presentado, otra oportunidad de sobresalir de mí mismo.

Ni sobra nada, ni falta nada. Y viceversa.

 Damas, caballeros, el viaje, el entrenamiento, la vida, y el baile continúan.

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