En muchas ocasiones vemos la vida como un idilio, nos vemos como salvadores, super-héroes o los capitanes del barco. Se supone que somos los que soportamos el peso del universo, estamos aquí para salvar el mundo y a las personas. Eso significa que vamos a tener que sufrir, sacrificarnos, soportar la embestida de la vida y los críticos, y aguantar el peso de lo injusto. Es nuestra misión en la vida, nuestra obligación y deber. ¿En serio?
Pienso que puedes marcar la diferencia, dar un paso al frente, crear cambio y provocar disrupción en el mundo, sin la necesidad de ser un mártir. Eso ya no es sexy.
Sobresalir de ti mismo
No se trata de ganar o perder la batalla contra el mundo, tampoco de sobresalir del resto, ser el centro de atención, la persona más visible, el que inicia la conversación, el «súper-héroe,» o el gran líder. Se trata de sobresalir de ti mismo, de luchar la lucha interior, dejar que el dark side (ego, prepotencia, ímpetu incontrolado) no gane la batalla y mantenerlo a raya.
Veo personas increíbles a mi alrededor, qué de verdad podrían serlo, pero en el fragor del idilio por ser un súper-héroe, se pierden en la niebla.
Humildad como bandera
Te voy a hablar claro – siempre lo hago, por eso siempre estoy en líos – me da la sensación que estás continuamente buscando razones para demostrar algo al mundo, no tienes que demostrar nada a nadie. La única manera de conseguir permiso, es no necesitándolo.
Es ok lo que digan, tus amigos, es ok lo que diga el mundo, creer en ti mismo es la mejor estrategia que podrías plantear jamás. No obstante hay ocasiones que nuestro ego no nos deja ver más allá. Es entonces cuando ser auto-crítico, humilde e íntegro es fundamental. Recuerda, la línea que separa el ego de la seguridad/confianza/convicción en uno mismo, es casi invisible.
«No seas tan humilde, no eres tan grande.» – Golda Meir.
Photo credit: Afald.
Espectacular esto «la línea que separa el ego de la seguridad/confianza/convicción en uno mismo, es casi invisible».
Eso es socio. Seguimos.