[Escribe Isra y publica su equipo] – Llevo varios años sin escribir nada para ti, ni siquiera en estas fechas. Por eso, hoy es el momento perfecto para hacerlo, porque ambos nos lo merecemos. Así que aquí va esta historia sobre el viaje de nuestro propio héroe, quien, inevitablemente, encuentra a su gran maestro…
La Navidad siempre invita a detenernos, reflexionar y observar el camino recorrido. Es un momento para honrar tanto las victorias como las luchas; para recordar cómo cada experiencia nos ha moldeado. Este año es distinto. Este año tiene un sabor especial, porque estoy transitando desde La Gran Victoria hacia lo que alguien muy cercano definió como La Gran Virtud.
Para ilustrarlo vayamos al principio de este viaje.
La llamada a la aventura
Toda gran historia empieza con una llamada. La mía no fue diferente. Hace años, me encontraba al borde de un abismo llamado autodominio, autodisciplina y hacer más y más. Competía contra mí mismo en una carrera sin fin por lograr más proyectos, negocios, conferencias, libros y artículos. Sin embargo, en realidad estaba perdiendo esa batalla interna. Como bien advertía Sócrates en una frase que marca el inicio de mi libro Escuela de Estocismo Moderno: “La victoria más grande es vencerte a ti mismo”.
Luchaba contra viejas creencias y resistencias arraigadas. Había una voz dentro de mí que decía: “¿Por qué tú? ¿Por qué ahora?”, pero también otra, más profunda, que susurraba: “¿Y si este es el momento que has diseñado durante los últimos 20 años? ¿Y si el gran éxito y la realización están en soltarlo todo?”
Recuerdo un día en particular: estaba sentado en la playa de Santa Teresa, en Costa Rica, escribiendo en mi ordenador portátil. Mi mente era un caos, mi corazón pesado. Había vivido una experiencia que demolió todos mis valores, me había llevado al límite más lejano posible. Había avanzado tanto, pero sentía que había retrocedido todo. Ignoraba un mensaje claro: “Es momento de volver al punto cero”. Yo, por supuesto, me resistía.
Entonces me levanté, caminé por la playa y me dije: “Haz lo que la vida te pide hacer, solo un paso a la vez”. Ese día cambió todo. Grabé este vídeo y empecé a diseñar el plan maestro que luego se convertiría en el experimento más exitoso de mi vida: La Gran Victoria.
Como Odiseo respondiendo a la llamada de Ítaca, elegí lo desconocido. Elegí confrontar mis limitaciones, miedos y ego para convertirme en alguien que siempre supe que estaba ahí, pero al que había tenido miedo de conocer.
La gran batalla es contra uno mismo
Este año marca la culminación de un viaje que empezó en febrero de 2021. He atravesado lo que llamo La Gran Victoria, un triunfo que no llegó al conquistar el mundo exterior, sino al dominar mi mundo interior. Fue mi momento Arjuna, como en el Bhagavad Gita, donde la verdadera batalla no era contra un enemigo externo, sino contra mi propia mente y sus innumerables ilusiones.
El verdadero rival no era un monstruo ni un dragón, sino escapar de mí mismo. Fue enfrentar aquello que no quería ser ni ver, pero que formaba parte de quien soy. Cada paso y cada respiro me acercaban a integrar todo lo que cabía dentro de mí. Alinearme con mi propósito no fue un viaje de luz; hubo momentos oscuros. Enfrenté pruebas difíciles, como La Montaña, donde lo «resolví todo» con mis manos, mis prácticas y mi determinación.
Y tú, ¿has sentido esa llamada? Ese momento en el que sabes que podrías dar un paso hacia lo desconocido, pero el miedo te detiene. ¿Qué hiciste? O mejor dicho, ¿qué harás la próxima vez?
Un espejo en el mundo
Mientras vivía este viaje, el mundo también enfrentaba su propio viaje del héroe. Pienso en eventos como Psychedelic Science 2023, donde la sabiduría ancestral se une con la ciencia moderna. O en mis experiencias en el Amazonas entre maestros curanderos, donde las plantas maestras y remedios de la selva curan enfermedades para las que todavia no hay medicamentos. Recuerdo los meses en el Templo Shaolin Europa y en el Templo Shaolin en China, donde se vive desde dentro hacia fuera, la disciplina libera y la energía vital se convierte en arte de vida. O el Monasterio Zen en Fudenji, donde la meditación y el Zen se practica momento a momento y la iluminación se encuentra en las actividades cotidianas.
La humanidad está en un umbral, enfrentando su ego y tratando de reconectar con lo esencial. Es como el mito del Fénix: nos quemamos para renacer. Nos debatimos entre soltar y atraer, entre contradicciones que en realidad no existen. Somos como el bambú: durante años echamos raíces, y de repente, rompemos la superficie y alcanzamos alturas inimaginables.
El aterrizaje de La Gran Victoria
Ahora, después de tormentas y travesías, he aterrizado en un nuevo terreno. Esto no significa que el trabajo haya terminado, sino que tengo una claridad distinta sobre quién soy y hacia dónde voy. Este es mi momento de respirar profundo, de no tener prisa por hacer nada o de no descansar haciéndolo, de sentarme a contemplar la vida durante tres o cuatro horas y de ápsa usar mde 20 veces al día. Es mi momento – y ojalá el tuyo también – de honrar y celebrar el camino recorrido y preparar la próxima etapa sin presión de ningún tipo.
Pero ¿sabes qué? El aterrizaje no es la meta, es el regalo. Es una pausa para mirar atrás con gratitud y mirar hacia adelante con intención. Es tocar tierra y ver qué es lo que sucede, qué ha cambiado, cómo se siente uno al regresar de un viaje de semejante magnitud, y cómo interactúo con el mundo que antes conocía.
Ideas prácticas para el viaje del héroe interior
Si tú también estás en tu viaje—ya sea enfrentando tormentas o celebrando una victoria—aquí tienes algunas ideas que pueden ayudarte:
- Responde a la llamada: Cuando la oportunidad de crecer aparezca, dile que sí. Las mayores aventuras empiezan con un acepto.
- Conquista desde dentro: Los desafíos externos siempre reflejan batallas internas. Empieza ahí. Domina tu mente, tus emociones y tu energía.
- Abraza la transformación: Como el Fénix, deja ir lo que ya no te sirve. Lo que parece el fin suele ser el comienzo de algo nuevo.
- Celebra el momento: Cuando llegues a un hito, detente. Celebra. Usa esa energía para preparar el siguiente capítulo.
- Crea pequeños cambios: Elige un hábito que refleje la persona que quieres ser en 2025. Practícalo cada día durante un mes. El movimiento empieza con acción, no con perfección.
- Comparte tu historia: Reflexiona sobre tus momentos de resistencia superada. Luego, compártelos. Porque cuando contamos nuestras historias, propulsamos a otros.
>>> Práctica útil: Antes de que termine el día, toma una hoja en blanco y escribe: «En 2025, me comprometo a…» No subestimes el poder de poner tus intenciones por escrito, de comprometerte contigo mismo. Hoy es el mejor día para empezar, siempre lo es.
Mi deseo navideño para ti
Esta Navidad y más allá, te deseo que honres tu propio viaje. Ya sea que estés empezando, en plena batalla o celebrando una victoria, recuerda: cada paso cuenta. Cada parte del camino es sagrada. El viaje del héroe, es interior.
¿Y si el viaje del héroe no se trata de convertirte en alguien nuevo, sino de recordar quién siempre has sido? Pregúntate: ¿Estoy viviendo fiel a mi esencia o escondido tras una versión que ya no soy o que nunca fui ni seré?
¿Y si el maestro que buscas siempre ha estado ahí esperando a que estuvieses preparado? Pregúntate: ¿Cómo puedo cuidarme, valorarme y escucharme de tal manera que no necesite buscar fuera las respuestas que solo puedo conseguir dentro?
Tu vida es tu obra maestra. La pregunta no es si eres capaz de obtener grandeza, sino si elegirás alcanzarla. Esta Navidad y cada dia que venga, elige levantarte y elegirte. Elige presentarte y lanzarte. Y haz de 2025 tu año más valiente hasta ahora.
Que encuentres tu Ítaca. Que renazcas como el Fénix. Que conquistes como Arjuna. Y que compartas tus dones y regalos con el mundo, iluminando el camino para que otros se atrevan a vivir la Gran Victoria de sus vidas, la que ocurre cada día.
Tú eres el maestro que siempre buscaste.
Sigue haciendo que las cosas sucedan – y aprende cuando dejar que sucedan.
Feliz viaje.
Pd. Tu viaje es parte de un todo. Te animo a que compartas el viaje de tu propio héroe esta Navidad con la gente que te rodea, porque al hacerlo, recordamos el valor que todos llevamos dentro. Juntos, somos más fuertes, imparables, ineludibles, inevitables.